Hola. Se me ha ocurrido una idea. Podemos llamarla "oferta" o "concurso" o "campaña". En definitiva es un juego entre tú y yo.
Si quieres participar, basta con que me dejes un comentario aquí o me envíes un tuit, explicando qué historia te gustaría que escribiera. Puede ser una fantasía, una idea que se te ocurra, alguna situación que te excite o cualquier otra forma de montar un relato de los que ya sabes que suelo escribir. Puedes pedir lo que quieras. Si quieres que sea una historia nueva coméntalo en esta entrada. Si quieres inventarte una forma de continuar alguno de mis relatos, hazlo en el relato en cuestión. Lo que se te ocurra.
Yo elegiré la mejor entre todas las que me hagáis llegar, o si no la mejor sí la que más me inspire, y escribiré un relato, siguiendo las claves que me hayáis solicitado. De esta forma, habrá una historia que será vuestra, tuya. Incluso si hay más de una que lo merezcan, escribiré las que motiven mi imaginación.
Podéis inspirarme como buenamente queráis. Me valen enlaces externos, fotografías, esquemas simples de lo que se os ocurra o cualquier cosa que se os dé a bien inventaros.
Quedo a la espera de vuestras sugerencias. Despertad mi imaginación. Besos.
domingo, 19 de octubre de 2014
lunes, 15 de septiembre de 2014
Nuestra habitación de hotel
Acabo de llegar a la
habitación del hotel, de nuestro hotel. Lo primero que hago es mandarte un
mensaje para que lo sepas, pero por lo visto tú aún tardarás bastante en
llegar. No me importa, no tengo prisa, quiero que llegues en el momento
adecuado. Ahora que estoy aquí la espera dará más valor a lo esperado. Después
de tantos relatos compartidos, de tantos ratos pasados juntos a través de las
letras, de las mías y de las tuyas, por fin hemos encontrado el momento para
estar juntos, a la vez, en el mismo sitio, carne contra carne, respiración
contra respiración, sudor contra sudor.
Te escribo alguna frase
enrevesada sobre lo que va a ocurrir cuando estés aquí por fin, para que
sientas que mi espera enciende mi cuerpo y que quiero encender el tuyo de la misma
forma. Dejo recado en recepción de que te estoy esperando, para que te hagan
venir en cuanto estés aquí, y un botones con acné y uniforme lleva mi equipaje
a la habitación, una suite enorme que mi empresa financia sin saber demasiado
bien para qué. Es espaciosa, llena de luz, lujosa pero no recargada, sencilla
pero no simple. Tiene una especie de salón nada más entrar, un dormitorio
separado del salón e igual de grande, un vestidor, un cuarto de baño y una
terraza con mesa y tumbona. Es perfecta. Entro en la suite desatándome la
corbata, sin quitármela, y me encuentro a una mujer en el dormitorio, haciendo
la cama. Ella no me ha visto entrar, lleva auriculares, y me quedo en la puerta
mirándola, doblada sobre la cama, de espaldas a mí, o mejor dicho, de culo a
mí. Está bailando, o mejor, se está contoneando al ritmo de la música mientras
trabaja. Es una visión magnífica.
Es una mujer muy joven,
con vestido negro, medias negras y delantal y cofia blancos, como en los
hoteles antiguos. Se afana mucho en su trabajo, es francamente expeditiva. Es
alta, espigada, muy bien proporcionada. Rubia, con el pelo bastante largo
recogido en una trenza, que le da a su uniforme aún más ambientación. En sus
movimientos puedo darme cuenta de que no son pantis, son medias, con liguero.
Yo no quería mirar, cariño, pero ya sabes que mis ojos son más rápidos que mi
corazón, y se me fueron bajo la falda en cuanto asomó la prenda. Pero me
esfuerzo en no mirar. Este lugar es para ti y para mí, ninguna mujer, por muy
fetiche que sea, hará que estropee este encuentro entre tú y yo. Pero corre,
ven pronto. Soy débil, y hoy he venido aquí con la piel despierta.
Ella termina con lo que
está haciendo y se dispone a salir, cuando se asusta al verme, tanto que sus
mofletes se llenan de color y su respiración se queda acelerada unos instantes.
Vista por delante, a esta distancia, y en plena excitación nerviosa, con su
busto perfecto embutido en su vestido anacrónico agitado, es aún más adorable.
Pide disculpas mientras se quita los auriculares y se presenta con el más
exquisito acento francés: Se llama Vicky y necesita un rato más para acabar de
preparar la habitación, pero el dormitorio ya está listo, así que entro en él y
ella se queda haciendo su trabajo por el resto de la suite. Asegura que no me
va a molestar lo más mínimo, y yo le digo que no será molestia, que será un
placer atenderla en lo que necesite. De verdad, date prisa. Corre.
Canturreo por el
dormitorio mientras oigo al otro lado de la puerta los movimientos de Vicky y
me dedico a deshacer mis maletas y colocar las cosas donde mejor quepan,
dejándote espacio de sobra. Intento desviar mis pensamientos y olvidarme de
ella; va a ser un fin de semana inolvidable, cuando por fin llegues a mi lado. Trasteando
en el armario me doy cuenta de que los pasos de Vicky suenan a zapatos de
tacón, y me parece excesivo, debería haberme dado cuenta antes. Dejo lo que
estoy haciendo y voy a ver, pero en la puerta del dormitorio aparece otra
mujer. Lleva un traje chaqueta gris marengo perfectamente ajustado, el pelo moreno
recogido en un moño alto, gafas de pasta y los zapatos de tacón que oí. Seguro
que te gustaría verla si estuvieras aquí. Me mira desde la otra parte de la
puerta y se presenta. Se llama Anna. Es la jefa de día del hotel, la encargada
de que todo vaya como debe. Me habla adquiriendo una pose totalmente
profesional, pero la voz y la entonación son quizá demasiado dulces para lo que
me está diciendo.
En un momento dado pone la
mano plana en mi pecho, para empujarme dentro de la habitación y cierra la
puerta tras ella. Poco a poco se va acercando a mí haciéndome retroceder de
forma casi imperceptible, hasta que tengo las piernas contra la cama, y no
puedo seguir apartándome de ella, sin que apenas se note su avance pero
aproximándose inexorablemente. Huele genial, y a esa distancia puedo ver lo
extremadamente hermosa que es. No me hagas esperar, ven ya, te necesito.
Es extraño, pero no me
siento acosado, ni asaltado, ni acorralado. En cualquier otro lugar intentaría
apartarme, pero ahora la dejo hacer, a la espera de ver qué ocurre. Se da
cuenta de que me incomoda un poco. Me pregunta por mi acompañante, le hablo de
ti y le explico que aún no has llegado, pero que te esperaré con toda mi ansia.
Ella levanta una ceja y baja sus gafas para mirarme por encima de ellas.
-
¿Seguro que le
vas a esperar? ¿Has venido a eso?
-
Naturalmente,
¿por quién me toma?
-
Verás, es que…
he visto el nombre con el que te has inscrito, y no me creo lo que dices…
Maldición. He utilizado este
pseudónimo para registrarme en el hotel y no dejar rastro, y tengo que dar con
una de las pocas personas del mundo que han entrado alguna vez en esta página y
son capaces de recordarlo.
-
Tengo delante
de mí al magnífico Wanderer de Darbis, de una pieza, en una habitación de
hotel. Media Internet soñaría con algo así.
-
Es un halago,
pero ya le he dicho que espero a otra persona…
-
¡Bah! Me tomas
el pelo, ¿verdad? Deja de actuar ya…
Coge mis manos y las lleva
a su cuello, a sus hombros, mientras con las suyas coge mi cara y acerca su
boca a la mía. Me quedo absorto por la sorpresa y sin querer colaborar me
descubro con sus labios entre los míos, en un beso suave de ventosa que aún no
tiene ni dientes ni lengua. Algo me despierta de mi letargo y te imagino
ardiendo de furia si descubrieras que la situación ha llegado a este punto, y
me aparto de un paso largo hacia un lado.
-
¿Pero qué
hace?¿Cómo se atreve? Voy a elevar una queja contra el hotel – mis palabras
pretenden ser duras pero mi tono no resulta convincente en absoluto.
-
¿Sigues con
eso? Si de verdad eres Wanderer de Darbis no te negarás a que esto ocurra,
disfrutarás haciéndolo y cuando acabes conmigo podrás satisfacer a quien venga
detrás. Y lo que haga falta. – me mira a los ojos desafiándome, enganchándome
con su mirada por dentro, como si me penetrara hasta el fondo.
-
Creo que se ha
creído las cosas que ha leído de lo que escribí, sólo soy un hombre. – comienzo
a flaquear, pero sigo tratándola de usted.
-
Es cierto,
eres un hombre, y yo una mujer.
-
¿Quiere
dejarme solo? Espero a otra mujer.
-
¿Insistes?¿Es
que no entiendes nada?¿Aún no sabes en qué lugar estás? Voy a hacer que
comprendas lo que está ocurriendo.
Y dicho esto desliza sus
manos sobre mi pecho, repasa mis costillas, mi abdomen, lentamente llega hasta
mi cinturón, lo supera y lleva una mano a mi entrepierna. No le cuesta
encontrarla, no he podido evitar una erección firme y dura desde el momento en
que me empujó para entrar en la habitación. Lo siento, cariño, desearía que
fueras tú la que me estuviese acariciando, no tardes. Ella repasa la forma de
mi pene por encima de mis pantalones mientras sonríe con cara de “ya lo sabía
yo”, y yo siento unos escalofríos de placer que quisiera no sentir, cariño,
quisiera no haber disfrutado con esa caricia. Ven, rápido, corre, llega antes
de que sucumba a mi debilidad.
Ella parece darme tiempo
para que me aclimate a la nueva situación. Aparta sus manos de mí, y caminando
lentamente hacia una esquina del dormitorio desliza sus manos por sus caderas,
silueteando sus formas, y comienza a tirar de su falda de tubo hacia arriba.
Cuando llega al sillón que encuentra allí ya tiene la falda casi a punto de
mostrarme sus nalgas, y se arrodilla en el asiento, mirándome por encima de un
hombro, sonriéndome como antes, esperándome. Debe de haber algo que debo
entender en todo esto, algo que le dé sentido a la seguridad con que esa mujer
trata de seducirme, pero mi sangre está acumulándose en un único punto. Me
siento en la cama porque por un momento he estado a punto de caminar hacia
ella. Sus muslos, sus piernas, sus zapatos, la forma de sus nalgas bajo la
falda. Es una visión magnífica, la mejor que hubiera podido imaginar. Sácame de
aquí, cariño, ven, corre.
Ella ha visto que me he
sentado para mantener la distancia, pero puede ver el bulto que cada vez
destaca más en mis pantalones, y también se da cuenta de que no puedo apartar
mi mano de ahí. Hago caricias instintivas a mi polla erguida bajo la ropa
mientras pienso en lo que ha querido decir, y ella toma la decisión de
sentarse, de frente a mí, con la falda arremangada por encima de las ingles. Se
sienta con las rodillas juntas, pero sonriéndome tan sórdidamente como antes,
me guiña un ojo y comienza a separarlas. Cariño, te prometo que no quería
mirar, pero la escena es tan excitante que hubiera sufrido alguna especie de
ataque si no hubiese mirado. Y sigue habiendo algo de lo que tengo que darme
cuenta.
-
¿Ya te has
dado cuenta?¿Ya sabes dónde estás?¿Ya entiendes por qué estoy tan segura de que
me vas a dar lo que quiero?
Y dicho esto, lleva un
dedo índice a sus labios, lo besa y lo desliza por encima de su traje de lana
gris marengo, por encima de sus formas, de sus pechos, de su cintura, hasta
llegar debajo de su falda arremangada, lo pasa por su ingle, y separando más
las piernas, puedo observar cómo lo desliza debajo de su braguita de encaje y
comienza a buscar alguna cosa que debe conocer muy bien allí debajo. Yo siento
que mi pantalón está a punto de estallar, que necesito dar libertad a mi polla,
dura como pocas veces, pero no quiero hacerlo, porque tal como me repito una y
otra vez, te estoy esperando, quiero que vengas, corre, llega aquí, ayúdame a
entender lo que quiere decirme esta mujer que simula masturbarse delante de mí.
Y en ese momento lo
entiendo todo. Los mensajes subliminales, las indirectas de Anna, tu tardanza.
Todo. Cariño, si estoy equivocado en mi apreciación, no mereceré tu perdón,
pero te lo imploro. Date prisa por llegar y sácame de mi error. Si por el
contrario, es correcto lo que opino, esto es lo que debo hacer.
Con Anna abierta de
piernas, en un sillón a pocos metros de mí, con sus dedos debajo de sus
braguitas acariciándose, yo decido bajar mi cremallera y sacar mi polla a la
vista. Bendita polla, estaba sufriendo tanto aprisionada entre la ropa. Tiene
su glande henchido, con su pequeña gotita ya comenzando a brillar, su tronco
con sus venas bien marcadas, su lunar a mitad de distancia. Mi polla, la de
toda la vida.
-
Hummm… la
polla de Wanderer de Darbis. He soñado tantas veces en poder verla, tocarla, acariciarla,
sentirla… ¿Sabes qué más cosas?¿Quieres que te las diga?
-
Dímelas, te
escucho. – mientras le respondo me llevo los dedos a mi pene y compruebo lo
duro que está. No tardaré en comenzar a masturbarme, si Anna sigue
comportándose así.
-
Vaya, veo que ya
has entrado en razón, ya has entendido dónde estás, y que esto no está tan mal
como pensabas.
-
Espero no
equivocarme, pero si es lo que pienso, me gustará comprobarlo. Y a ti también.
Pero aún quiero acabar de asegurarme, mantente en el sillón mientras me
convences.
-
Claro,
mientras te diré lo que deseé hacerle a tu polla. Quise chuparla, con la boca
llena de polla. Lamerla también me gustaría. Con toda la lengua, plana. Y sobre
todo, tenerla aquí dentro, toda, hasta el fondo.
Mientras habla su voz va
bajando en su tono y su respiración va siendo más pesada. Ha ido haciendo sus
braguitas a un lado y ahora tengo su coño a la vista, manoseado por sus propios
dedos, y al decir su última frase, ha abierto los labios y he podido ver sus
pliegues más íntimos. Desde donde estoy se aprecia un reguerito brillante que
baja por sus nalgas hasta su falda, apenas perceptible pero una gran promesa de
lo que será. Y yo veo también el reguerito que se está formando en mi glande,
enorme e hinchado, y me llevo la piel de mi polla con un movimiento ascendente
que lo cubre y luego lo descubre, arrastrando el jugo y provocando que salgan
gotas más gordas. Estoy medio tumbado en la cama, repitiendo ese movimiento
lentamente varias veces, observando cómo se hincha y se deshincha mi glande al
masturbarme, y a la vez mirando cómo se masturba una mujer de bandera delante
de mí, mirando mi polla y mirándose su coño, cómo se abren y se cierran sus
pliegues según si estira de ellos, los separa, los agita, aprieta, presiona o
si busca entre ellos con la yema de los dedos. Y todo esto lo estoy viviendo
para ti, para que llegues cuanto antes aquí, junto a mí, para que vengas
corriendo y me acompañes en esta corriente de lujuria que me va a poseer.
Yo ya me estoy masturbando
del todo, con la mano totalmente agarrada a mi polla, subiendo y bajando
lentamente, mientras ella sigue agitando su clítoris, en círculos, manteniendo
la misma velocidad que yo, para que haya una conexión entre su movimiento y el
mío, entre las corrientes de placer que se provoca ella y las que me provoco
yo. Pero los dos sabemos que esto no va a seguir mucho tiempo. Hace rato que
ninguno de los dos habla, aunque nos estamos diciendo tantas cosas con nuestras
miradas. Mi glande ya reluce casi por completo y su falda ya está más que
manchada, seguro que el cojín del asiento también lo estará. Así que paro de
masturbarme, le hago un gesto para que se acerque, y me tumbo en la cama, por
completo. No le indico mi polla, ni le pido que me haga nada. Solamente le
señalo mi cara, y cierro los ojos. Puedo oír los pequeños pasos que da mientras
se quita primero un zapato y luego el otro, y luego los pasos sordos de sus
pies descalzos. El colchón oscila debajo de mí y puedo intuir cuándo apoya una
rodilla al lado de mi cabeza y luego la otra equilibrando el colchón. Saco la
lengua y establezco contacto con una tela suave y sedosa, deben de ser sus
braguitas. Abro los ojos y comienzo a retirarlas, se ha apoyado con las manos
en el cabecero, de forma que le resulta fácil dejarlas salir, y vuelve a su
posición, sentada sobre mí. Ahora sí, su coño sobre mi boca, mis manos en sus
nalgas, y toda la convicción de que todo lo que consiga hacer disfrutar a esta
mujer será por nuestro bien, cariño, será para que tú vengas antes, para que
llegues conmigo.
Inicio un viaje que ya
recorrió ella con sus dedos, tal como pude observar, llevando mi lengua por sus
pliegues como si buscara. Apenas ejerzo fuerza pero no tardaré en hacerlo.
Primero quiero reconocer los lugares para luego incidir como es debido. El
primer lugar que chupo como si fuera un bebé lactante es justo el montículo que
ella agitó cuando me miraba a la cara, y su grito agudo de sorpresa me indica
que he acertado. Pero no me paro ahí, hago la misma succión en varios puntos de
sus labios menores, como si quisiera morderlos con los labios, como si se los
quisiera arrancar, y ella a todo esto responde apretándose más contra mi cara,
y cogiéndome la cabeza. Me entretengo en hacerle ser consciente de la forma y
el perímetro de sus labios menores, centímetro a centímetro. Finalmente, cuando
sus jugos ya gotean por mi cara como una obscenidad saco la lengua todo lo que
soy capaz, y la voy introduciendo en su vagina, caliente y apretadita, y siento
cómo se va abriendo para que pueda entrar, y cuando ya está tan dentro que casi
me dan arcadas de lo mucho que he sacado la lengua, aprovecho que es un músculo
sin hueso y comienzo a cambiarle la forma y la longitud a mi lengua, dentro de
su coño, para que ella lo sienta muy en su interior. Y sé que le está gustando,
porque los gritos que antes lanzaba a veces ahora son su forma de respirar, y
porque sé que a ti te vuelve loca, cariño, que te haga esto, o al menos eso me
has contado siempre, y es como si te lo hiciera a ti, y pronto vendrás y podré hacértelo.
Pero sus gritos se
silencian de repente, cuando una voz dentro de la habitación dice:
-
¡Señorita
Anna! ¿Qué hace usted? ¡Esto está prohibidísimo!
La empleada del hotel,
Vicky, está de pie en la habitación, al lado de la cama, se está quitando los
auriculares y está mirando al suelo avergonzada. Está tan sonrojada como lo
estuvo antes, pero no puede evitar mirar de reojo mi polla y el culo de Anna,
sobre mi cara, las dos únicas partes que podría considerarse indecorosas y que
están a la vista. Anna baja de la cama, arreglándose la falda, y se va
corriendo a la puerta a cerrarla, para que Vicky no se vaya sin poder hablar
con ella.
-
¿Sabes quién
es? Es Wanderer de Darbis. Tú me hablaste de él.
-
¡Sí, claro!
Como que Wanderer de Darbis va a estar en este hotel. Con esa polla. Y va a
estar así de bueno. Seguro que Wanderer es uno de ésos que no salen a la calle,
con sobrepeso y acné nada juvenil.
-
Es él. Te lo
prometo.
-
¿De verdad?
La sorpresa casi infantil
en los ojos de Vicky me llena de ternura y la forma en que no deja de mirarme
la polla hace que se siga manteniendo dura a pesar de la interrupción. Me
halaga haberme encontrado a dos lectoras de mi blog tan devotas.
-
Así que me
leéis. Las dos.
-
Siempre que
podemos. Nos sirve para desconectar, creas un mundo aparte donde pasan cosas
muy bonitas.
-
Pero nunca
habéis interactuado. Quizá un comentario de vez en cuando.
-
Lo sé, pero me
daba vergüenza.
-
A mí me
hubiera gustado dejarte algún comentario, para que supieras que te leemos y te
seguimos. Pero no quería ser la primera.
-
Me siento
halagado, y más me hubiera sentido si hubiera tenido algún intercambio, haber
sabido qué provocaba en vosotras, cómo os hacía sentir. De hecho, el motivo de
estar hoy aquí comenzó así.
-
Siento
haberles interrumpido, señorita Anna. Ha sido un placer conocerle, señor
Wanderer. Siga así, con una polla tan bonita.
Hablando con ellas no
había reparado en que sigo teniendo la polla fuera de los pantalones. Ella
sigue mirándola con total fijación, como un niño a un pastel, y Anna me hace
una señal. No entiendo muy bien qué me quiere decir, pero lo intuyo, y me
levanto de la cama, con la polla totalmente perpendicular a mí, con el glande
gordo y amoratado, y todas mis venas marcadas. Vicky está ahora frente a frente
a mí, mirando hacia abajo el objeto que la tiene absorta, y yo avanzo, un
poquito. Si por ella fuera se largaría corriendo asustada de la habitación, si
no fuera porque Anna sigue en la puerta y porque hay una parte de ella muy
profunda que se siente hipnotizada por todo lo que está viendo. Mira a su
superior a los ojos, y Anna le hace un gesto afirmativo, me mira a mí y le hago
el mismo gesto, animándola, y sin pensarlo mucho levanta su mano y me agarra el
tronco de mi pene, iniciando un movimiento suave que acaba siendo una masturbación
muy lenta y muy suave, como si no quisiera romper el hechizo. Me encanta lo
delicada que es, y se lo digo, y ella responde arrodillándose frente a mí,
entre mis pies, y sin decir nada, ni pedir permiso, se mete mi polla en su
boca. O sea, la polla que es para ti, cariño, y que está dura y lista para
cuando tú llegues. Ven, corre, llega cuanto antes, quiero sentirte.
Anna sonríe por la
decisión con que Vicky se ha lanzado a por mi polla. Ella, que era la que
inició todo esto y me reveló la verdadera naturaleza de este lugar, para que
todo esto pudiera pasar, ni siquiera me la ha tocado aún, y ya está en la boca
de otra mujer. Pero sabe que no hay prisa. Aquí no hay prisa para disfrutar.
Mientras tanto me abraza y me besa, esta vez sí, con su lengua y sus dientes, y
yo me encargo también de besarla, con mis dientes y mi lengua, encendido por
los movimientos de Vicky con su boca sobre mi polla. En ocasiones siento que
llego más profundamente en su garganta, por la presión que ejerce en mi glande,
pero no llego a provocarle arcadas. No obstante no llega a introducirse ni la
mitad en su boca de niña. Se encarga de masturbar el trozo que queda fuera con
una de sus manos. Una verdadera maravilla.
Anna me quita la camisa y
desabrocha mi pantalón y comienza a acariciar mis músculos. No estoy
acostumbrado a verme con estos pectorales y estos abdominales, pero estando en
este lugar no me extraña en absoluto mi apariencia de adonis. Yo no pierdo el
tiempo tampoco y comienzo a quitarle su traje chaqueta de jefa de día
supereficiente, primero dejo su americana a los pies de la cama, luego
desabrocho su falda hasta que cae del todo, y finalmente acaricio su cintura
sobre la blusa de seda blanca, hasta que la saco por su cabeza, de un tirón
suave. Está en ropa interior, con un cuerpazo que hace que mi polla crezca un
poquito más en la boca de Vicky. Con dos dedos deshago el moño que sujeta su
pelo tras su cabeza y sus hombros se inundan de una cascada suave y sedosa que
me entretengo unos segundos en acariciar. Sólo lleva puestos el sujetador y las
medias; llevo una de mis manos a sus pechos y con la otra quiero comprobar si
una parte de su cuerpo está tan mojada como lo estaba antes, cuando estaba en
contacto con mi boca. Espero que lo esté, cariño, para que tú llegues cuanto
antes, para que mi polla entre allí dentro por completo y todo esto acabe y tú
puedas venir, corriendo, hasta aquí, para compartir todo esto.
En efecto, está mojada,
mucho. Bordeo sus labios, los de su coño, con dos dedos, haciendo una especie
de tijera, y los presiono, y ella se estremece y se deja caer contra mi cuerpo,
apoyando su peso en mi costado. Aparta la cabeza de Vicky de mi polla y
señalando el sillón del rincón le ordena sin palabras que se siente allí y que
mire. Mientras, se arrodilla en la cama, con el culo en pompa, a cuatro patas,
y yo me acabo de quitar toda la ropa y me arrodillo detrás de ella, en un
ángulo en el que Vicky pueda verlo todo desde donde está, y dejo caer mi polla
llena de saliva en la raja del culo de Anna. Ella lo siente perfectamente, tan
perfectamente que percibo cómo contrae las nalgas para pillarme la polla entre
ellas, pero yo la deslizo, pasando por encima de su ano, por encima de su
perineo, y llegando a los labios de su coño lubricado y caliente, y con mi
glande enorme, mojado y goteante aplasto todos sus pliegues mientras lo voy
dirigiendo hacia la entrada de su vagina, hasta que encuentro el lugar donde
todos queremos que entre, incluida tú, cariño, y empujo un poco, luego un poco
más, hasta que el glande ha desaparecido dentro de Anna, y puedo sentir el
calor de su coño abrazando mi polla, su cuerpo adaptándose a mi forma, y empujo
un poco más, por instinto, y luego un poco más, y Anna gime con fuerza, y yo
también, y Vicky, en el sofá, no puede más y abre sus piernas, como hizo Anna
hace un rato, y comienza a masturbarse mirando lo que ocurre. Y a estas alturas
espero que tú también, porque no quiero que tardes mucho más en llegar.
Y follamos, sin medir
tiempos, sin controlar nuestros cuerpos, sin frenar deseos, porque todo lo que
va a ocurrir va a ser genial, y ella suda, y yo sudo, y agarro sus pechos
firmes dentro del sujetador, que aún lleva puesto, para traccionar mejor, y
golpeo su culo con mi abdomen mientras la follo todo lo rápidamente que soy
capaz, tanto que estoy seguro que está sintiendo mi glande allá al fondo, donde
casi da la sensación que va a desgarrar pero que lo único que hace es provocar
más placer, y se me ocurre que tal vez le guste que le coja del pelo, sólo un
mechón, mientras la cabalgo, simplemente para que sienta que se lo cojo. Y sin
llegar a tirar de él, meto la mano entre su pelo y agarro un mechón, y ella
comienza a golpear mi abdomen con sus caderas, y si no me equivoco, eso es que
está a punto de correrse, así que con la otra mano le doy un buen cachete en su
nalga, dejando mis dedos marcados en rojo en su piel, y ella se desploma sobre
la cama, sin poder aguantarse en sus brazos, y sigue empujando con sus caderas
contra mi polla, y vuelvo a darle otro cachete, y comienza a gemir, con un
gemido grave, que casi es un quejido, y entre palabras ininteligibles me avisa
de que se va a correr, pero yo ya lo sé porque sus jugos están goteando por mis
testículos, y comienzo a percibir las contracciones de su vagina, masajeándome
la polla dentro de ella. Se frota contra mí a golpes de cadera, y unos segundos
después se desploma sobre la cama, inerme, bufando, sudorosa y sonriente.
Esto, cariño, es lo que te
espera, cuando llegues, cuando vengas. Corre.
Vicky, semidesnuda en el
sillón, ve que ha llegado su turno. Ha dejado al aire sus pechos y se ha
quitado la falda de su vestido, para acariciarse mejor. De hecho, por lo que
puedo ver, no ha perdido el tiempo y las caricias que ha estado inventándose
para ella misma han llevado al menos un par de dedos dentro de su vagina y un
buen reguero de saliva sobre sus pezones. Al fin saco mi polla, dura como pocas
veces, del coño babeante de Anna, y la joven se acerca a la cama. Anna sigue
inmóvil en el centro y yo me siento en el borde. Tengo la polla goteante y
dura, y ella ya había hecho bastante trabajo mientras se masturbaba, pero
quiero comprobar que la lubricación será la correcta. Antes de que coloque las
rodillas a ambos lados de mis caderas para sentarse sobre mí, acabo de desabrochar
la ropa que todavía tiene puesta, la dejo caer al lado de la cama, deslizo mis
dedos entre sus muslos y doy fe de que podré entrar. Esta chica, mucho más
joven que Anna, me resulta más frágil, y la trato con ternura, con más suavidad
de la que traté a Anna. Ya sabes lo que quiero decir, cariño.
Pero cuando se deja caer
sobre mí, clavándose mi polla hasta el fondo, lo hace de golpe, con prisa, y me
pilla por sorpresa. Comienza a agitarse contra mí, rozándose con mi abdomen, y
me doy cuenta de que el rato que estuvo mirándonos alcanzó un buen nivel de
excitación, y me activo en pocos segundos. Llevo uno de sus pezones a mi boca,
estrujando su pecho mientras mordisqueo su aureola, y ella se agarra de mi
cuello para sujetarse y cabalgarme mejor. Comienzo a sentir que ya no me queda
mucho rato antes del orgasmo, así que vas a tener que darte prisa en llegar,
cariño. Ahora que me cabalga esta jovencita, agitada por su propio placer pero
provocándome el mío a manos llenas, siento cómo se acumula la tensión en mi
cuerpo, y me lanzo a provocar el orgasmo en la mujer que me está follando ahora
mismo.
Sentado como estoy me dejo
caer para quedarme completamente horizontal, así ella puede cabalgarme más
libremente, y comienza a trazar dibujos con sus caderas sobre mi polla. Es una
verdadera gozada. No es un metesaca lineal, así que no avanza las cosas, pero
estoy seguro de que ella lo disfruta, porque lo hace con total devoción, y
comienza a agitarse mientras entona una letanía que al principio no entiendo,
pero que al fin puedo traducir por “me estoy follando a Wanderer de Darbis”, y
eso me tranquiliza. Pase lo que pase no voy a tener que preocuparme en aguantar
o no, sé que aguantaré lo que haga falta, porque soy Wanderer de Darbis. Y
agarrando uno de sus pechos con una mano y abofeteando una de sus nalgas con la
otra, comienzo a follar el aire, a levantar mis caderas de la cama para
follarme al bombón que me cabalga, metiéndosela lo más profundo que puedo
llegar, tanto que llega a quejarse de esa forma que no sabes si es queja de
dolor o de placer. Pero yo no paro, no voy a parar, porque lo próximo que me
queda por conseguir es el orgasmo de esta chica preciosa, tanto que sus jugos
recorren mi entrepierna. Y una mano que no esperaba toma la mía sobre el pecho de
la joven, Anna se está incorporando, pasa uno de sus muslos sobre mi cabeza, y
quiere volver a estar en el lugar en el que estuvo, ahora de frente a Vicky,
que me cabalga sin pensar mucho en quién le estruja los pechos, y cuando tengo
de nuevo los labios de la mujer sobre mi boca, la suya se encuentra con la de
la joven, y formamos un triángulo de conexiones de placer, y las dos mujeres se
besan, con besos tiernos, mientras se agarran los pechos y se los acarician y
se los estrujan, y se pellizcan los pezones.
Y ahí, cariño, si
estuvieras tú, seríamos tres personas a la vez dándote placer, de todos los
tipos, y tú estarías dando placer a tres personas más, si hubieras llegado ya,
así que ven, corre, llega con nosotros.
Mientras, Vicky ya no
puede más. Me está cabalgando con todo lo que da de sí su cuerpo joven,
golpeando mi cuerpo y provocando ondulaciones en el colchón que hacen que Anna
también cabalgue mi cara. Y por fin los jadeos de la empleada comienzan a
delatarla, y yo comienzo a sentir cómo aprisiona mi polla en su coño, y toma un
gran sorbo de aire, aguanta la respiración tres segundos, lo suelta, coge otro,
otros tres segundos, vuelve a soltarlo, y finalmente se relaja, apoyándose en
el cuerpo de su jefa, y se abrazan, y se siguen besando, mientras se ríen, con
mi polla hinchadísima, con mi lengua en el coño de la mujer, pero es ella misma
la que aparta a la jovencita de su lugar y se agacha a coger mi polla con su
boca. Era algo que quiso hacer desde que la vio cuando estaba sentada en aquel
sillón y comienza a dar lametones largos y ansiosos, a la vez que yo doy
lametones igual de ansiosos en su coño, y me ayudo de dos dedos dentro de ella,
y ella me coge la polla con la mano para ayudarse. Pero pronto noto otra lengua
en mi polla, y otra mano, y tengo que concentrarme mucho mucho en el coño que
me estoy comiendo para no correrme ya mismo, y busco lo más profundo que puedo
con mis dedos en ese agujero caliente que gotea sobre mi cara. Busco
rugosidades y formas, sitios especiales dentro de la vagina pringosa, y
encuentro el tacto que busco, más rugoso y caliente, e incido en él mientras
sorbo su clítoris como si fuese un bebé lactante, como si quisiera arrancárselo
de cuajo. Y durante unos instantes sólo siento una boca en mi polla, porque
Anna levanta la cara mientras se corre, en un segundo orgasmo que no esperaba,
gentileza de Wanderer de Darbis, que le hace quedarse inmóvil a un lado de
nosotros dos. Y Vicky, con mi polla en su mano, con la lengua en mi glande, me
mira con la pasión de una joven desatada, que sabe que aún queda más para ella
y que se espera lo mejor, y me agacho a besarla, mientras la cojo por los
hombros y la subo a la cama. Ya sabes lo que voy a hacerle, cariño. Imagínatelo
y ven, rápido. Corre.
La tumbo de espaldas, con
las piernas totalmente abiertas, como una estrella de mar, y sus ojos brillantes
y algo entornados me trasladan la seguridad que tiene en mí, la confianza de
que le espera el gran final. Y la maravillosa visión de su cuerpo, de su piel
clara ruborizada, de sus pezones erectos, su coño mojado, su pecho alterado,
sus labios hinchados me llevan a clavarle mi polla, que es tu polla, cariño,
que está aquí para ti, totalmente hasta el fondo, en un movimiento lento pero
firme, asegurándome de no hacerle daño. Y sus caderas se adelantan a mi propio
movimiento y es ella quien da el empujón que acaba por clavársela totalmente, y
comenzamos a follar, lentamente, mientras Anna sigue en un lado de la cama,
mirando cómo voy incrementando el ritmo. Sus preciosos ojos, entrecerrados, me
transmiten las percepciones de su cuerpo, y voy controlando la forma en que la
penetro. Tanto que llega un momento en que me limito a girar mis caderas, como
un pistón, con mi polla dentro de ella, moviéndome lentamente, y provocándole
infinidad de sensaciones, por la forma de entrar en diagonal provocando mayor
rozamiento.
-
¿Sabes por qué
te follo así, Vicky? Supongo que debe de gustarte, porque cuando te follo así
te noto más mojadita. Y ¿sabes por qué quiero tenerte más mojadita, Vicky?
Porque no quiero hacerte daño cuando te folle así – y cambio por sorpresa el
ritmo de mi follada, acelerando al máximo y llegando hasta el fondo de su
vagina. Allí donde tú sabes que soy capaz de llegar, cariño.
Y mantengo un ratito breve
el ritmo altísimo que he impuesto para volver a las ondulaciones de mis
caderas, pero ella se muestra decepcionada porque paro, y es ella la que empuja
con su coño contra mi cuerpo, buscando velocidad. No puede hablar, apenas puede
gemir y liberar algunos grititos algunas veces, pero se comunica perfectamente
con sus caderas y su coño. Así que vuelvo a acelerar y comienzo a oír el
chapoteo de su coño mojado y sus grititos en mi oído, y veo cómo está subiendo
su rubor, y me abraza con sus brazos y con sus piernas, rodeando mis caderas, y
ya no puedo escaparme, aunque tampoco lo deseo, y sólo me queda seguir
follándomela como estoy haciendo, hasta el fondo, fuerte y rápido, sin
miramiento. Y por fin ocurre lo que esperaba, el gran suspiro, la gran bocanada
de aire, los tres segundos inmóvil, y otro suspiro, otra bocanada, y otra vez
el mismo ciclo, mientras su coño se contrae sobre mi polla y sus uñas arañan mi
espalda tal como quisiera que fueran tus uñas las que dejaran su rastro en mi
piel, que los dedos con los que ahora te tocas estuvieran tocándome a mí. Ven,
corre, llega por fin.
Con Vicky abatida sobre la
cama y Anna a un lado viendo toda la situación, saco mi polla, aún entera y
dura como estuvo todo el rato, goteante del sabor de las dos mujeres, y me
arrodillo en el centro de la cama. Anna sabe lo que quiere hacer y Vicky lo que
hará cuando recupere la respiración, y puedo ver cómo la jefa de día del hotel
en el que te espero acaricia la piel de mi polla y con ternura se la lleva a la
boca, otra vez, esta vez sin prisa para ella, totalmente volcada en mí, y
comienza a pasar la lengua plana por el tronco, como si quisiera recuperar su
sabor y el de Vicky, y luego la pasa por mi glande, como si fuera un helado de
polla, y finalmente se la lleva dentro de la boca. Y la joven, casi por
sorpresa, como si tuviera envidia de su jefa, se incorpora en la cama y se
abalanza a hacer lo mismo que está haciendo ella, lamiéndome también los
testículos, aún encharcados de los jugos de las dos. Y puedo ver, ahora sí,
cómo las dos mujeres tienen sus caras a ambos lados de mi polla, lamiéndome
cada una la mitad correspondiente, mirándome, entreteniéndose en meter mi
capullo en su boca mientras la otra me lame los huevos, recorriendo mi tronco,
a veces, con una mano cerrada, esperando por fin que eyacule, como colofón a
todo esto.
Y por fin, puedo liberar
mi tensión, mi deseo y mi cuerpo, porque sé que ahora sí que vas a estar junto
a mí. Porque desde que entendí cuál es este lugar, desde que Anna me lo hizo
saber, desde que comencé a acariciarme frente a ella, entendí que esta
habitación es mi imaginación, y todo lo que ha ocurrido aquí sólo son
imaginaciones mías provocadas únicamente para tu orgasmo. Por eso te pedí una y
otra vez que vengas, que corras, que llegues. Que TE vengas, TE corras. Vente,
córrete, llega conmigo, ahora que tengo la polla entre las bocas de estas dos
mujeres maravillosas que he imaginado para tu placer. Disfruta de la cascada de
gotas de semen que comienzan a salir de la punta de mi glande a borbotones,
salpicando los abdominales que he imaginado que tengo, mientras mi cuerpo se
estremece en un orgasmo tan real como imaginario, provocado por las bocas y las
manos de Anna y Vicky, que inician una batalla de lenguas, intentando ser la
que más semen lama de mi polla, primero, y de mi cuerpo, después. Y cuando ya
no queda más semen, siguen lamiéndose una a la otra las lenguas, juguetonas.
Y mi polla, el único
elemento real de toda esta historia, está liberada de toda tensión, recién
orgasmada, esperando a que llegues a esta habitación y me hagas saber que me
esperas, para imaginar una nueva aventura en la que quedes debidamente
satisfecha, o incluso más. Avísame, si quieres, cuando llegues, o cuando vayas
a llegar, para saber cómo llegaste, o cómo viniste. Corre, para mí. Te espero
con todo mi placer.
sábado, 2 de agosto de 2014
Bienvenida de nuevo. Bienvenida II
Hola de nuevo, bienvenida.
Pasa y siéntete como en tu casa, en una intimidad similar a la de tu
dormitorio. Tómate lo que quieras, un refresco para ese calor que te agota, o
un cóctel para levantar ese humor que se resiente por el trabajo o el estrés.
Aquí no hay nada de eso, no existen jefes, ni ruidos, ni compromisos ni
urgencias. Aquí no hay envidias ni comparaciones ni necesidades. Este es el
lugar más íntimo del mundo, porque es el lugar que tú estás imaginando. Ni
siquiera es el que yo te describo, es el que tu mente y tu cuerpo está
fabricando mientras lees. Yo solo soy una excusa.
Sé que has venido hasta
aquí por pura casualidad. Abriste un día una ventana, pinchaste un enlace y
leíste algunas cosas que te gustaron y despertaron tu curiosidad. Eso se lo
debemos agradecer al Destino. El resto se lo vamos a agradecer a la Naturaleza,
por haberte creado con el cuerpo que tienes, sensible, activo, que reacciona a
los impulsos, que siente sed, deseo, pasión. Y que sabe lo que necesita para
satisfacerse. Cuando llegaste leíste varios textos de mi blog, con mayor o
menor agrado. Pero uno de ellos era particularmente insolente. Era especial, no
contaba una historia, contaba tu historia, narraba cómo te sentías rodeada de
prisa y necesidad y te ayudaba a despertar tu prisa y tu necesidad; con
palabras tiernas te acabó convenciendo para que, en medio del parque, o de la
reunión de trabajo, o de la tienda, o en el comedor familiar atestado, te
pellizcaras los pezones sin que nadie se enterara. Era una locura pero lo
conseguí. Lo conseguimos. Lo recuerdo, para mí también fue excitante juntar las letras que te
lo pedían, y si has llegado hasta aquí, es que cumpliste todos los pasos que te
indiqué, y quieres que avance. Un avance hacia abajo, todo un reto.
Sin duda sientes esa
sensación tan placentera de ebullición entre las piernas, sin poder tocarte,
y te preguntas qué puedo ofrecerte en este segundo post. Lo que quiero que
hagas va a ser mucho más atrevido esta vez. Los dos sabemos qué parte de tu
cuerpo tiene que entrar en acción ahora, y los dos sabemos que tienes que
hacerlo de la forma más discreta posible. Así que necesito que seas capaz de
controlarte. ¿Qué me dices? ¿Serás capaz de controlarte?
Sí, has acertado. Esta vez
la acción no será sobre tus pezones, así que despídete de ellos con un suave
pellizco, como el que hiciste antes, porque la parte de tu cuerpo que va a
entrar en juego esta vez está más abajo. Efectivamente, así es. Ahora vamos en
serio.
Al bajar las manos de tus
pechos inconscientemente las has pasado sobre tu abdomen. Sé que lo has
hecho, y si no, hazlo. Como si no fuera contigo, como si fuese lo más normal
del mundo, como si te rascaras o como si buscaras algo, elige tú según la
situación. Arrastra las yemas de tus dedos desde donde estaban en tus pechos
por encima de tus costillas, por tu estómago, por tu ombligo, y baja un poco
más. Aprovecha que estás leyendo esto en un móvil, una tablet o un monitor para
mostrar que prestas toda tu atención y finge que tus manos tienen inercia
propia. Llega un poco más allá de tu ombligo. ¿Te atreverías a ir un poco más
allá? ¿Con toda la gente que tienes alrededor? ¿Te tocarías?
No te voy a pedir que lo
hagas, pero si la situación te lo permite, si estás tras una mesa, o no hay
peligro, me gustará saber que lo has hecho. Por encima de la ropa. Pulsa sobre
tus pliegues. Solo un poco. Te ha gustado, lo sé. Y ahora no puedo pedirte que
pares, pero quizá te guste más esto que te voy a pedir.
Ahora sí, ahora viene el
verdadero reto de este post. Necesito, y tú también necesitas, que encuentres
un lugar, una cosa, un sitio donde apoyarte. Si estás entre la gente, en un
despacho, o una tienda, puede servir una silla de despacho, o un cajón medio
abierto. Si estás en un parque, la esquina de un banco. En un súper, la arista
de un carro de la compra. Cualquier cosa en la que puedas reclinarte de la
forma más disimulada posible, y que puedas apretar sobre tu coño, solo un poco,
para que lo sientas inundarte de placer.
Ojo, no quiero que te
masturbes. Ya vendrá otro post que te ayude a masturbarte y a alcanzar el
orgasmo y a volvernos locos los dos. Ahora quiero simplemente que, fuera de
todo el mundanal ruido que te rodea, crees una burbuja de intimidad entre tú,
tu coño y, por ejemplo, una silla, mientras lees este texto con gesto
concentrado, para que nadie sospeche. Y que simplemente empujes, un poquito,
sin espectáculos de barra americana ni jadeos, solo una ligera presión con tu
pelvis, cuentes hasta diez, y te separes. No mucho rato. Quizá, si quieres
atreverte, puedes iniciar un suave movimiento oscilatorio, pero no olvides que
debes ser discreta. Luego, un rato después, con cualquier excusa, vuelves a la
misma posición, cuentas hasta diez, y te separas otra vez. ¿Me contarás contra
qué te apoyaste? ¿Me darás los detalles? ¿Me dirás cuántas veces te olvidaste
de contar hasta diez y te limitaste a disfrutar?
Sé que dejarte aquí es
poco menos que una putada. Hazme saber que has llegado hasta aquí y te contaré
lo que tengo reservado para ti más allá de este post. En el fondo sabes que
valdrá la pena, y por eso me estás leyendo ahora y me leerás después, porque te
lo pasas muy bien (y muy mal) leyéndome.
Y lo más importante, ¿me
dirás cuántas veces fuiste capaz de hacerlo antes de masturbarte
definitivamente y correrte? Porque sé que me desobedecerás, pero si me cuentas
cómo fue no te lo tendré en cuenta.
Sea como sea, disfrútalo, y cuéntame qué te pareció. Permanece atenta, pronto habrá un Bienvenida III en el que finalmente alcances el orgasmo, en público, aunque aún no sé cómo diablos lo conseguiremos. Pero una cosa es segura, lo conseguiremos juntos.
Sea como sea, disfrútalo, y cuéntame qué te pareció. Permanece atenta, pronto habrá un Bienvenida III en el que finalmente alcances el orgasmo, en público, aunque aún no sé cómo diablos lo conseguiremos. Pero una cosa es segura, lo conseguiremos juntos.
miércoles, 25 de junio de 2014
F y W. Tercera parte.
31 de julio. Respuesta de F.
Me encanta que me llames
preciosa, y aun mas me gusta que lo que te hice, te agrado...
Uff....., y
después ese beso que que te di al terminar todo aquello, los
sabores que ahí adentro se crearon eran un elixir de dioses, mmmm, que delicia
de beso....no quería irme nunca de tu boca, podría pasar el día entero
besándote.
Quieres saber que paso
cuando cerraste los ojos??, se que te mueres por que te cuente lo que paso....
Pues te diré que en el momento que sentí que te llegaba el orgasmo que tanto
disfrutaste, pude sentir perfectamente sobre mis labios como estabas a punto de
explotar, me encanta que tu también goces como yo lo hice, y siento como
todo tu cuerpo se eriza, y siento como haces mas presión con tus manos sobre mi
cabeza, y te corres, te corres sobre mi en mis labios en mi boca, por fin puedo
probar tu sabor, como me gusta!!!, y trato de que no quede nada dentro, lo
quiero todo para mi, pero es tato, que siento como resbala por mis labios y por
tus ingles, por tus testículos, que ahora al tocarlos son mas suaves, pero para
mi sorpresa, todavía tienes duro tu pene!!!. wow, no esperaba menos de ti.
Y voy de nuevo con mis
labios y mi lengua llenos de tu sabor, hacia arriba, quiero besarte de nuevo,
como me encanta besarte, y voy recorriendo de nuevo el camino que anteriormente
había recorrido, y vuelvo a llegar a tus pezones, que relajados se encuentran
ya, pero que al contacto con mi lengua reaccionan de nuevo, y vuelvo a recordar
una tus caricias, y pongo mis pechos sobre los tuyos, para que nuestros pezones
hagan contacto, y comienzo un suave movimiento en círculos, que bien
se siente, y no resisto mas, y con desesperación y tomándote por el cabello, te
vuelvo a besar, igual o mas apasionadamente que antes, hasta que de nuevo nos
quedemos sin aliento..... hasta que probamos todos los sabores que en nuestras
bocas se mezclan.
Un beso enorme en esa
parte que vuelve a reaccionar a mis caricias, y un susurro en el oído,
suplicandote lo que va a pasar en el próximo mensaje.
31 de julio. Respuesta de W.
Preciosa, preciosa,
preciosa...
Ahora mismo, después de la
explosión, tengo todo el cuerpo relajado, casi desparramado sobre la cama, y tú
has gateado por encima de mí para llegar a mi cuerpo, y estamos cuerpo a
cuerpo, acariciándonos con toda la piel a la vez, pero es una caricia sin
prisas, sin sexo, pero tremendamente sensual. Te abrazo, mientras nos besamos,
y descubres que una de las cosas que mejor hago es abrazar, y sientes cómo mis
brazos te ciñen por la cintura y por los hombros. Es lo que tiene ser alto,
tengo los brazos muuuy largos. Y el tiempo no existe, sólo existe tu boca y la
mía, y tu sabor, que a la vez es mi sabor, y me paso la eternidad en la que
estoy sumergido lamiendo y chupando y mordiendo y besando tu lengua, y tu
paladar, y tus labios, y tus dientes, hasta que separas tu boca de la mía para
suplicarme en un susurro lo que yo ya sé que deseas, así que me salgo de debajo
de ti, con un movimiento extremadamente ágil, y tú te quedas así, bocaabajo,
mirando de reojo mis movimientos, y hundo mi cabeza en tu pelo, y me acerco a
tu oído y te susurro que me voy de safari, que tengo un viaje tremendamente
largo e interesante por delante, que voy a explorarte y a trazar un mapa de tu
piel, de todo lo que me queda por reconocer de ese mundo completo que es tu
cuerpo, y que tú sólo tienes que disfrutar del viaje, nada más. Ahora mi cuerpo
tiene todo el tiempo del mundo, así que no me guía en absoluto ningún tipo de
prisa. Y con la cabeza en tu pelo notas cómo respiro dentro de él, cómo
deposito un beso en tu cogote, cómo me acerco a una de tus orejas, y la
beso suavemente, y cómo me acerco a la otra y con los dientes la aviso de que
estoy allí. No te toco con nada más, tú sólo sientes esos contactos, y si miras
de reojo sólo puedes ver parte de mi cuerpo, así que no sabes dónde va a ser el
próximo contacto.
Con las yemas de mis dedos
te aparto el pelo suavemente de la nuca, y sientes la yema de un dedo que traza
el camino que forman tus cervicales, como si fuera por un raíl, y voy muy
despacito, y cuando por fin ha pasado de largo la última cervical, quien ahora
toca tu nuca es mi boca, que deposita un beso allí mismo, y me percato de un
pequeño estremecimiento que te recorre. Y estando allí donde estoy, saco la punta
de la lengua, y recorro el camino que recorrió antes mi dedo, y te recorro
todas las cervicales, con la punta de mi lengua. Creo que esto te gusta, porque
tu estremecimiento es algo mayor.
Mi mano ahora plana se
desliza por tu espalda hacia un lado, y llega a tu hombro, y sientes que me
muevo en la cama, y notas de repente en el colchón que parte de mi peso está a
la otra parte de ti, y ahora estoy arrodillado contigo entre mis piernas, pero
no hay más contacto que el de mi mano, y ahora, la otra mano en el otro hombro.
Clavo los pulgares como si fueran cuñas en la tira muscular que bordea la
columna, mientras las yemas de los otros dedos se abren como radios y se clavan
también en tu carne, y comienzo a hacer círculos con los pulgares, y tú sientes
que el masaje hace que te invada una sensación que te vuelve loca. No es
sexual, o tal vez sí, pero es puro placer. Desplazo los dedos, en la misma
formación unos centímetros hacia abajo, y repito la operación durante unos
minutos, y luego bajo un poco más, y repito, y tú sólo estás sintiendo esos
diez contactos, pequeños, pero que hacen que tu espalda se expanda en infinidad
de sensaciones. Y cuando estoy ya casi a la altura de tus riñones, sientes que
paro de girar sobre mis pulgares, y un pequeño toque húmedo retoma el contacto
con tus cervicales, es mi lengua que va a volver a descender por tu columna,
pero esta vez sigue bajando, bajando por tus vértebras, y de vez en
cuando, rodea por completo alguna vértebra, o te deja caer algún
mordisco, o algún beso, y tú ronroneas como una gata sexy que se deja acariciar
porque sabe que el mero hecho de acariciarla es puro placer. Y sigo lamiendo
vértebras, hasta que llego al lugar donde están mis manos, y las retiro para
dar paso a mi boca, pero estoy demasiado agachado ya para seguir bajando, así
que te tomo por las caderas y tiro de ti, para que te apoyes en las rodillas y
en los codos, y estés más cerca de mí, seguro que estar en esa postura te
gusta, y al ponerte así tengo tu culo tan cerca de mi cara que recuerdo que aún
no te lo he tocado, y es una de las cosas que más me gusta hacer. Así que,
mientras vuelvo a poner mi boca en la vértebra que dejé, tomo cada cachete de
tu culo con una mano, y comienzo a masajearlo, como si fuera masa de pan,
haciendo círculos con la mano plana, o presionando con las yemas de mis dedos,
como si quisiera escurrirlas. ¿Recuerdas cuando hice eso con tus pechos? Seguro
que aquí también te gusta. Y ahora estoy con la lengua en el lugar donde tu
espalda termina, antes de comenzar el surco de tus nalgas, y te suelto un
cachetazo, suave pero cachondo, en una nalga, y tu ronroneo sube de tono una
décima de segundo y te giras lasciva a sonreírme.
Creo que es una buena
forma de comenzar el viaje de exploración, ¿tú qué opinas? Seguro que aún hay
sorpresas por descubrir.
Dos besos, uno en la
cervical que elijas, y otro, enorme, en tu boca.
31 de julio. Respuesta de F.
Por favor, nunca dejes de
llamarme preciosa, cierro los ojos y te puedo verte diciendomelo al oído con
esa voz grave y profunda, diosssss!!! que me derrito.
Y ahí estoy de nuevo,
sobre ti, besándote, pero esta vez, es un beso pausado, dedicado, dulce, como
si tuvieramos toda la eternidad para hacerlo, y puedo sentir cada parte de tu
boca, mordiéndonos, muy despacio, que condenadamente sabroso que besas, y por
si fuera poco, siento como me rodean tus brazos, tan acogedores, tan tibios, y
me siento segura, jamás me habían abrazado así, y puedo sentir perfecto el
contacto de tu piel con la mía, en una caricia completa, con todos nuestros
sentidos, reconociéndonos con cada poro del cuerpo.
Y siento como hundes tu
rostro en mi cabello, que es largo y negro, y te pierdes en el, y cuando me
susurras lo que tienes planeado para mi, me excita de sobre manera, tanto que
siento como mis pechos aprisionados por las sabanas, se endurecen un poco, y
siento tus besos en mi pelo y cuando vas a mis oídos, y siento un
suave mordisco, tu puedes sentir lo mucho que me gusto por que mi piel se
erizó, y cuando siento tus dedos sobre mis vértebras, puedo sentir como por
dentro corre al mismo tiempo una corriente de excitación, y después lo haces
con tu lengua, diossss!!!, esta vez la corriente es aun mas intensa, y haces
que mi espalda arquee, tratando de capturar todas la sensaciones que es
capaz de sentir cuando tu lengua la recorre. Cuando siento tus manos
haciendo aquel divino masaje, (jamas había recibido uno así, y creo
que nadie podrá superarlo), puedo sentirme completamente relajada y
abierta a recibir todas las maravillosas sensaciones que me estas dando, me
dedico a recibir con todos mis sentidos las caricias sabias que recorren mi
espalda, y me siento en otro mundo, el tiempo y el espacio desaparecen por esos
instantes gloriosos que me das, y estiro mi espalda para que la puedas recorrer
en toda su extensión, esperando que aquel momento nunca termine.
Y vuelvo a sentir esa
lengua que me vuelve loca, esta vez bajando muy suavemente, y después cierro
los ojos, tratando de adivinar que sigue, no lo se, pero se que me va a
encantar, y luego voy sintiendo diferentes sensaciones, un beso?, una mordida?,
no se, y me haces respirar mas fuerte, y gemir, y pedirte con los labios
mordidos que no te detengas, y cuando siento que te detienes, se que sigue algo
mejor.
Te digo algo???, esa
posición en la que me pusiste, me fascina, se puede disfrutar mucho así.
Siento tu lengua en el
lugar que estaba antes, y baja un poco mas, wow, esa forma maestra de acariciar
mis nalgas, suelto un gemido mas alto, y te quiero ver, quiero que veas en mi
rostro la sonrisa de aprobación para lo que piensas hacer, y es la sonrisa mas
cachonda y la mirada mas sexy que jamas te pudiste imaginar.
Continua mi explorador,
que mi cuerpo te espera ansioso a que continúes con tu safari.
Un susurro en el oído,
diciéndote lo mucho que me gusta lo que haces, y un beso en los labios, espero
que no nos falte el aire, de nuevo.
P.D. Como no mencionaste
nada, espero que lo que paso en mi mensaje anterior, cuando cerraste los ojos,
te haya gustado.
31 de julio. Respuesta de W.
Sí me gustó, preciosa, me
gustó tanto, preciosa, que no puedo olvidar, preciosa, la imagen de tu
boca, preciosa, goteando, preciosa, totalmente, preciosa.
Y ahora, preciosa, que sé
que te gusta que te dé cachetadas, me pongo en uno de tus costados, preciosa, y
así puedo acceder a tus nalgas de una forma más natural. Estoy de espaldas a tu
cabeza, con uno de los brazos rodeando por encima tu espalda, y abarcando
completamente tus nalgas con mis manos, y me dedico durante unos minutos a
abofetearte tu culo, con parsimonia, sin ninguna intención de hacerte
daño, solamente la mano abierta buscando el contacto con tu carne blanda,
disfrutando del sonido como de "plash...", intentando encontrar la
forma de que suene más claro. Y a cada cachetada tu ronroneo se oye más
intenso, más profundo, y tus caderas hacen como que huyen, pero cada vez
vuelven a por más. Y desde aquí se ve precioso el valle que dejan tus
nalgas, ya algo enrojecidas, y las separo un poco, y deslizo un dedo
ligeramente mojado en saliva por el canal que dejan abierto, y bajo por todo el
canal pero apenas rozándote, y cuando llego a un pequeño agujero que hay allí
dentro paso por encima de él como quien no quiere la cosa, pero tú notas mucho
más el dedo cuando pasa por allí, y vuelvo a subir, esta vez más lentamente
aún, y cuando vuelvo a pasar por tu ano lo que hago es trazar un círculo
por encima de él, y sigo subiendo. No puedo verlo, pero sé que te has girado a
mirarme, entre sorprendida y curiosa, preguntándote qué es lo que pretendo allí.
De momento nada. Y ahora hago el mismo movimiento que hice cuando hacía un
masaje en tu espalda, pongo los pulgares presionando la cinta de músculos que
baja de tu espalda paralela a la columna vertebral, y mis otros
dedos justo en el inicio de tus nalgas, en el lugar donde se unen con
los otros músculos, ese lugar que acumula tanta tensión, y los libero de ella
con las yemas de mis dedos, y voy bajando poco a poco, y mis pulgares se van
introduciendo en tu canalillo, y mis dedos van tomando tus nalgas, hasta que
las tengo totalmente magreadas en mis manos, y mis pulgares están en un
punto a escasos centímetros de tu ano, a cada parte, y me dedico,
preciosa, a hacer el movimiento giratorio que venía haciendo, clavando
mis dedos en tu carne blanda. Esto provoca una tirantez en tu
ano, no llega a producir dolor, ni sensación extraña, sólo le dice a tu
cuerpo que tu ano está allí, que está vivo, y es sensible, pero no abuso de él
ni mancillo su entrada.
Ahora, vuelvo a
arrodillarme detrás de ti, y con las manos cojo tus caderas y te agarro
por la cintura, de una forma un tanto visceral, un tanto
ruda, con el punto justo de rudeza, y deposito mi lengua en
el último lugar donde estuvo, al final de tu espalda, y sientes cómo voy
bajando por tu canalillo con ella, y sientes cómo lamo a ambas partes, en una
nalga, en otra, y en la parte central, y voy bajando, muy lentamente, y tu
canalillo, que está sobre la parte final de la columna vertebral y está
repleta de sensibilidad al tacto, tiembla con el contacto de mi saliva. Y mi
lengua avanza, avanza más, hasta que llega a las proximidades del lugar
que te imaginas, el lugar donde antes estuvo el dedo, apenas rozándolo, y mi
lengua ahora está repleta de saliva, y puede entrar casi en cualquier parte,
pero me detengo, para saber qué es lo que prefieres, si que pase de
largo, o que pruebe a comprobar qué tal está mi lengua ahí dentro. En este
caso, un simple gesto tuyo y pasaré de largo de allí como una estrella
fugaz.
Notas en mi lengua un
temblor de principiante. Nunca ha estado mi lengua en un lugar como ése,
pero, si esto es una aventura de exploración, toda frontera debe ser, al
menos, comprobada. Invadirla es otro tema que de momento no me interesa.
Y mientras todo esto pasa,
mi lengua temblando en tu canalillo, mi mirada para comprobar lo que deseas, tu
respiración ronroneante, como mis manos ya no necesitan asirte por tu cintura,
porque eres tú la que pega tu culo a mi cara, ahora mis manos están
arañando tus muslos, por la parte exterior de tus piernas, por la interior, por
la posterior, desde donde estoy alcanzo a cualquier parte de tus piernas, y lo
mejor de todo, a cualquier parte de tu entrepierna, y estoy comenzando a
acercarme peligrosamente a tus ingles. Sea como sea, haga lo que haga
en la travesía en la que me he embarcado, ten por seguro que en mi
próximo mensaje encontraré la forma de volver a tocar tus labios, que seguro
que ya están mojados, aunque sólo sea vagamente. No olvido que el mayor deseo
de los dos es que me tengas dentro, y eso llegará, a la vuelta de las
vacaciones aventureras.
Un beso, intenso y
pasional, en el lugar que más te plazca, preciosa. Y seguro que eres preciosa,
me encanta el pelo largo y moreno. Me vuelves loco.
1 de agosto. Respuesta de F.
Bueno, entonces ya somos
dos locos, por que esta de mas decir que tu también me vuelves loca a
mi........y espero que te guste lacio, por que aparte de largo y
moreno, mi cabello es lacio....
Quiero que sepas que me
parece algo muy sexy, el dar nalgadas, y solo tu puedes encontrar el punto
perfecto entre el dolor y el placer, solo tu sabes como hacerlo, y me encanta,
y me muevo para recibir mejor aquel tan esperado gemido, y ahora que se que te
gusta, un grrrr se hace escuchar para que tu sepas que me gusta lo que estas
haciendo.
Tengo que confesar que
esos lugares por lo que se encontraba tu dedo, eran inexplorados hasta ese
momento, así que lo que sentí, fue completamente nuevo para mi. Cuando tu
dedo fue bajando, muy lento, sentí un cosquilleo muy rico, y cuando tu dedo
toco ese agujero, sentiste como respingo mi culo, me encanto la sensacion, y lo
notaste por que al mismo tiempo un ligero quejido salio de mis labios, y aunque
no pudiste verme, cuando volteé, en mi cara, al mismo tiempo había un gesto de
curiosidad y de invitación.
Y luego voy sintiendo de
nuevo ese delicioso masaje sobre mis nalgas, mmmm, me muerdo los labios, y
siento como de nuevo y poco a poco te acercas a mi ano, jamas había sentido
esto, un nuevo gemido se me escapa, y una corriente de excitación navega por
todas mis venas, y tu lo sabes, por que me muevo a tu compás, y cuando tus
dedos están tan cerca de el, puedo sentir un escalofrío por todo mi cuerpo, me
encanta, no sabia que sensible podría ser esa zona.
Y de nuevo tu lengua por
esos lugares mmmm, hace que muerda mis labios una y otra vez, y voy
sintiendo como sube y baja y esta por todos lados, y mi respiracion se agita un
poco mas, y no puedo controlar mis caderas, es como si mi cuerpo reaccionara al
contacto de tu lengua, buscándola, y puedo sentir tus manos, moldeando mis
caderas, y tiemblo cuanto tocas ese punto donde termina mi columna, con todas
estas sensaciones nuevas me estas llevando a las estrellas, fuera de este
mundo, apenas y me puedo quedar quieta, no puedo ni siquiera abrir los ojos, y
cuando estas apunto de tocar ese lugar, te detienes, como dudando, y espero que
al oír un susurro que dice con la voz invadida de pasión: No pares por
favor!!!, sea la respuesta que estabas esperando.
Al sentir tus manos sobre
mis piernas y tu lengua oscilando por aquellos lugares, me siento
extremadamente sensual y cachonda y me fascina todo lo que me haces sentir y
mas cuando me doy cuenta que te acercas a mis labios que adivinando tu
presencia se han mojado para ti.
Al igual que tu, para mi
aquellos lugares son nuevos, y me excita de sobre manera el saber que puedes
encontrar ahí, que voy a sentir, ufff, no demores mucho.
Un beso, esta vez tierno,
y pausado, quiero probar todos los sabores que tiene tu boca ahora.
Un grrrr, para ti, se
que te gusta.........
y para volverte un poquito
mas loco, te diré que mis ojos son grandes y obscuros, con la modestia aparte,
son preciosos, así que imagina mi mirada, suplicandote que continúes.
1 de agosto. Respuesta de W.
Ojos grandes, oscuros,
pelo lacio, moreno, largo, endiabladamente sexy y lista y con esta
capacidad narrativa... dónde has estado???
Te diré dónde he estado
yo, hoy, todo el día. He estado dando vueltas con mi lengua por tu canal, no
puedo quitarme la imagen de la cabeza, y ahora que he oído tu susurro pidiendo
que no pare, tengo la lengua a punto de estallar, deseosa por entrar allí
dentro, para saber cómo es. Pero antes quiero hacer una cosa, para que lo
disfrutes más.
Tengo mis dedos en tus
ingles, te he acariciado las piernas, el culo, el abdomen, y sientes que se
dirigen inexorablemente al pequeño charquito que se ha ido generando de nuevo,
en concreto al lugar más abultado, que lo va a estar más, y deposito las yemas
de los dedos sobre él. Esta vez no voy a hacer pinzas, ni juegos malabares,
esta vez quiero que la sensación estrella esté en otro lugar, así que me limito
a mover circularmente mis dedos sobre tu clítoris, lentamente, como si fuera un
engranaje de algún dispositivo que ayude a liberar presión en ese otro lugar
que pronto va a sentir la presión de la punta de mi lengua, y espero a ver tu
cuerpo relajado y abandonado al placer. En cuanto suspiras en lugar de
ronronear, sé que ha llegado el momento, y sientes cómo mi lengua se acerca por
fin a la piel abultada que conforma la parte exterior de tu ano, la recorre,
trazando un círculo, y deja caer una cantidad casi indecente de saliva. Pronto,
estando allí, ejerce una pequeña presión, y notas cómo los músculos de tu
esfínter se contraen un poco para parar ese avance, pero sabes que quieres dejarla
entrar, así que los relajas de nuevo, y vuelvo a avanzar un poco más. No es
como cuando te metí la lengua en tu coño (lo recuerdas?) sino que es como
entrar por un lugar por el que no se debe entrar, como traspasar una señal de
prohibido, tras la cual se encuentra todo el placer. Mientras te masajeo el
clítoris, poco a poco sientes que la lengua está metiéndose más y más en tu
culo, y notas su contundencia, es un músculo compacto, perfectamente lubricado
para no hacerte daño, pero está duro, y va entrando dentro de ti. Y cuando
tengo varios centímetros dentro de tu culo, meto en tu vagina el pulgar de
la mano que te masajea el clítoris, y sientes dos penetraciones, suaves y
pequeñas, pero las dos a la vez, y muevo el pulgar dentro de ti al ritmo que
masajeo tu clítoris, y el pulgar está en la posición de ir a buscar ese punto
rugoso que tanto te gusta que encuentre, y yendo y viniendo a ese lugar, he
aprovechado para meter casi del todo la lengua dentro de tu ano, y ahora apoyo
mi boca alrededor de tu ano, y beso, sin sacar la lengua de allí dentro, y
sientes a la vez mi lengua dentro de ti y mi beso tirando de tu ano hacia
fuera, y sé que te gusta, porque gimes, y estás muy caliente, tan caliente que
tus caderas no pueden estarse quietas, y por mi pulgar gotea mucho jugo.
Y cuando crees que te vas
a volver loca, entonces es cuando mi lengua empieza a salir y entrar en tu
culo, y sientes cada vez la sensación de ser abierta de nuevo por detrás, y, al
tratarse de ser algo pequeño y lubricado como mi lengua, apenas sientes dolor y
sí mucho placer, un placer inesperado que casi te hace perder el equilibrio, e
incluso la consciencia...
Sabes una cosa? Acabo de
mandar el espíritu de mi lengua a la punta de tu dedo, esta vez el índice, así
que si quieres saber qué se siente sólo tienes que dejar a tu dedo que haga
todo el trabajo. Empieza mojándolo muchísimo, estaría bien que fuera con tus
propios jugos, o con saliva, y con la otra mano acaricia tu clítoris,
lentamente, no se trata de masturbarte, sino de sentir las dos sensaciones a la
vez, y deja que tu dedo acaricie tu ano por la parte exterior, todo
el anillo, y mantenlo siempre muy mojado. Ahora, pasa la yema de tu dedo por
encima, chafándolo, como si se tratara de un coño muy pequeñito, y
quisieras excitarlo, como si buscaras en su forma la existencia de un clítoris
diminuto, pero sin hacer mucha presión, notarás cómo se abre el anillo. Sé que
eso te estará gustando, lo sé perfectamente. Y cuando estés haciendo esto, lo
sentirás tan genial que no podrás evitar deslizarte un dedo dentro. Cuidado, ve
muy despacio. Cuidado con la uña. Asoma dentro de tu agujero la punta de tu
dedo, sólo la punta, y comprueba la sensación. Hasta aquí aún no duele, es para
saber si te gusta. Aunque estoy seguro que sí. Si te gusta, avanza un poquito
más. Llegará un momento en que te frenará tu propio esfínter. Deja que se
relaje, no hay prisa. Sigue manteniendo bien mojado el dedo, tiene que entrar
bien ahora y salir mejor después. Cuando puedas, empuja un poquito más. No gimas
tan fuerte, los vecinos. O sí, gime cuanto quieras, quiero oírte. Sé que
la sensación es indescriptible, es como si te abrieras en canal, es increíble.
Sigue entrando, mientras creas que puedes seguir, y recuerda no parar de
masajearte el clítoris. Cuando llegues al máximo, métete un dedo en tu coño,
sin parar tu masaje. ¿Notas como casi se tocan los dos dedos, en el interior de
tu cuerpo? Ahora, si quieres, mueve el dedo de tu culo. dentro-fuera. Te ha
sorprendido, verdad? Sigue moviéndolo un poco más. Ahora agítalo. Te da la
sensación de que va a escapársete algo por allí. Tranquila, no ocurrirá. Pero
te encanta. O al menos eso espero. Y ahora mueve tus dedos a tu libre albedrío,
y siente las tres sensaciones a la vez, tu clítoris, tu vagina, y tu ano, y siente
mi aliento saliendo caliente entre tus nalgas, porque tengo la boca muy abierta
para tener la lengua tan dentro de ti, y mi pulgar está presionando el lugar
que tanto te gusta, y mis dedos tu clítoris, y es casi como si hiciera una
pinza en todo tu coño para que sientas comprimirse todos tus centros de placer,
y no pienso parar de hacer esto, hasta que tú me lo pidas, si es que me lo
pides, a pesar de que mi pene está pidiendo paso para meterse donde tengo mi
pulgar, pero aún no es el momento, antes quiero volver a ver el rubor de tus
mejillas cuando te corres.
Y antes de dejarte por
esta vez, te confesaré que eso que te he dicho que hagas es algo que alguna
vez, muy pocas, he practicado conmigo mismo, de la misma forma en que te
lo he contado, por eso sé que te gustará. Pero no se lo cuentes a nadie, vale?
Un beso profundo para que
conozcas todos tus sabores, cuéntame qué parte de todo lo que te dije hiciste y
qué te gustó más.
1 de agosto. Respuesta de F.
Crees que puedes encontrar
a la persona que siempre has buscado???, pues ahora lo empiezo a creer.
Había escuchado que un
hombre puede alcanzar una mayor excitación sexual al hacer lo que me pediste
que hiciera, pero nunca pensé encontrar a alguien que fuera lo suficientemente
hombre como para admitir que siente placer al hacer eso, y mucho menos de
confesar que lo a hecho...cada vez me vuelves mas loca, eres un maestro en el
arte del sexo, y sobre todo mantienes tu mente y tus sentido abiertos para
disfrutar al máximo del placer que se puede lograr con cada parte del cuerpo.
Me encantas.
Ahora te voy a contar lo
que paso, por que para alimentar tu ego, a estas alturas haría cualquier cosa
que me pidieras, por que se que sabes lo que me pides, y también por que se que
me va a encantar, y quiero disfrutar al máximo del placer que me puede
proporcionar mi cuerpo.
Primero te contare que
cuando moje mi dedo, no pude resistir a probar mi humedad, y aproveche también
para lubricarlo mas, así que comencé a mover mis dedos en círculos sobre mi clítoris,
muy lento, como tu me lo pediste, y mi otra mano, en especifico mi dedo, se
dirigió a mi ano, haciendo también círculos, bordeando su entrada, y luego
comencé a pasar por encima, acariciando, mientras mi otra mano no paraba de
acariciar ese bultito, empecé a sentir que mi exitacion era cada vez mayor, y
mi respiracion comenzaba a ser mas rápida, y mi piel comienza a reconocer ese
escalofrío que tanto me gusta, inevitablemente, como si mi cuerpo lo pidiera,
empecé a meter mi dedo, muy despacio, no hubo dolor, pero si una sensacion
deliciosa, y lo meto un poco mas, diosss!!! se siente muy rico, no quiero
parar, no puedo parar, estoy completamente mojada, excitada, jadeante, y meto
todo, mmmmm, mis labios ya no los puedo morder mas, empezare a gemir mas fuerte,
y no se como ya tengo otro dedo dentro de mi coño, pude sentir con el dedo
dentro de mi ano, al otro dedo que entro, puedo sentir como se mueve ahí
dentro, solo son separados por una pared muy delgada, y mientras voy sintiendo
eso, un temblor invade mis piernas..
Cuando empecé un
movimiento de mete y saca, ni tan rápido, ni tan lento, solo lo suficiente para
sentirlo, y mis caderas también iniciaron ese vaivén, como si estuvieran de
acuerdo, mmmmm, que bien se siente, y una sensacion, como tu lo dijiste, como
que si se fuera a salir algo, pero a la vez se siente muy bien, ahora no puedo
controlar mis movimientos, ni los de mis dedos, ni los de todo mi cuerpo, no
puedo parar, ahora no es mi cabeza la que los guia, es el placer que me invade
por completo, y mis movimientos son cada vez mas rápidos, y me abandono por
completo al placer que pronto llegara.....
Y en un grito envenenado
de pasión, exploto con todo mi cuerpo, con todos mis sentidos, con todas las
células de mi piel, mi espalda se arquea y con ella también se va mi cabeza,
siento todos mis músculos palpitar, mis dedos (que son los tuyos) son
aprisionados por esos lugares por donde andan, y sienten un cálido torrente de
líquidos, que no para nunca, y tengo que esperar un poco para que mis convulsiones
se calmen... cuando sales de ahí, tus manos están empapadas de mi
sabor, y como sabes que me encanta me llevo tus dedos a mi boca,
procurando captar todos los sabores que en ellas se encuentran.
Lo que mas me gusto, fue
sentirme a la vez acariciada en tres lugares diferentes, fue una sensacion
que nunca había sentido, hasta llegar a un punto en donde lo único que
realmente importa es gozar de mi cuerpo, me vas a volver loca de placer.
Ahora imaginame con tus
dedos en mi boca, y después en tus labios para que tomes de ellos mi
sabor.
A.... por cierto, ojala
que algún día cuando te tenga en mi boca, me permitas hacerte lo que
me hiciste hoy.
2 de agosto. Respuesta de W
Sabía que te iba a gustar.
No sé por qué, quizás sea por esa sensualidad tuya que siente como si tu piel
fuera el doble de sensible de lo normal. La verdad es que eso es algo para
hacer, cómo decirlo?, los días de fiesta, algo que te vuelve loco cuando lo
pruebas poco pero que pierde la sorpresa si abusas de ello. Pero es francamente
sorprendente. Y más sorprendente ha sido que lo hayas hecho. Prometo que podrás
hacerme lo que quieras cuando quieras, haré más deporte del que normalmente
hago para que mis nalgas sean dignas de esa situación.
La verdad es que,
leyéndote, y sobre todo imaginándote, he tenido una terrible erección. Está
aquí, se adueña de mis manos, y apenas me deja escribir. Está tal cual si fuera
a meterse dentro de ti, como si pudiera saber que al otro lado del correo estás
ansiosa por ella, por sentir cómo entra, cómo se desliza por tus paredes. Y le
voy a dar ese gusto, a mi erección y a ti.
Cuando aparto mi cara de
tus nalgas, con tu cuerpo derrumbado sobre las sábanas, intentando mantener la
posición pero prácticamente desparramada por el placer de la sorpresa, yo, que
he tenido tu orgasmo en mi boca y en mis manos, que he sentido todas las
contracciones que has ido teniendo, que he oído cada uno de tus gemidos, tus
suspiros, y sobre todo, tus gritos, estoy que no puedo más. Si cuando me
hiciste sexo oral hubo un momento en que dudé, porque pensé que habría que
esperar mucho tiempo para hacer lo que voy a hacer, ahora que ya ha pasado todo
ese tiempo me doy cuenta de que hice bien en no esperar, y me dispongo a
invadirte con la única parte de mi cuerpo que aún no te ha invadido. Pegando mi
pecho a tu espalda, te abrazo desde atrás, con un brazo por la cintura, y el
otro entre tus pechos, pero para tomarte en pulso, no para acariciarte nada, y
entre los mechones de tu pelo oyes mi voz que dice:
- Creo que es el momento
de estar dentro de ti, por fin.
y ahora sí, tal como te
digo eso, mis manos comienzan a acariciarte los pechos, suavemente, retoman
contacto con tu carne que ya conocieron pero que quieren volver a reconocer, y
durante unos instantes los oprimen, con la mano abierta, mientras sientes cómo
mis caderas se van acercando a las tuyas, y notas el primer roce casual de mis
muslos con los tuyos. Mis manos sueltan tus pechos, fantásticos pechos, y se
deslizan a tus caderas, de nuevo, y tú, animada por la imagen de lo que sabes
que va a suceder, te has repuesto ya de la explosión, y comienzas a
levantar tus caderas, en busca de esto mismo que acaricio entre frase y
frase.
Por fin, mis manos cogen
tus caderas y las acercan a mi cintura, y tú notas cómo un cuerpo turgente y
pesado rebota en la parte superior de tus nalgas, al principio del canalillo. Y
es que estoy intentando hacerlo recorrer todo el camino que hice antes con la
lengua, quiero que sientas la caricia de mi glande en la zona que acabas de descubrir,
pero es un camino sólo de visita, tranquila, voy a pasar de largo. Y cuando
acaricio con ello la zona que separa tu ano de tu vagina, el escalofrío que ya
estaba iniciándose por fin explota, y la espera para que llegue al lugar se te
hace interminable. Pero mi glande, cuando llega allí pasa un poquito de largo,
y te recorre los labios, y te pulsa el clítoris, y te das cuenta de lo duro que
está mi pene, para hacer presión de esa forma, y vuelves a sentirlo desplazarse
hacia atrás, y luego otra vez hacia adelante, y estando como estás con el culo
en pompa, pego el tronco a la superficie de tus labios y dejo que oscile un
poco, a lo largo, y sientes perfectamente lo largo que es, las venas,
la forma del glande... Pero tú quieres sentir todo eso de otra forma, y por
fin, con la mano con la que estaba llevándolo por todo ese recorrido, lo
oriento hacia el agujero, y sé que ha llegado el momento más esperado. Voy a
follarte, ahora sí que vas a sentir placer. Y tras rebuscar unos instantes
entre los labios, al fin aparece el lugar donde depositar la punta del glande,
y con un suave avance de las caderas, mi glande se asoma al interior de tu
vagina. Siento cómo tu carne se lanza a absorberlo, a comérselo, pero apenas
dejo ir un poco, porque me encanta la sensación de entrar en ese lugar tan
caliente y tan cálido a la vez, tan lleno de jugos que el más mínimo empuje lo
hace deslizarse, tan prometedor de placeres, y luego empujo un poco más. Ya hay
una cuarta parte de mi polla dentro de ti, y tú lanzas tus caderas hacia atrás
porque quieres que entre más, y pasa hasta la mitad, y luego empujo yo, y pasa
casi toda, y por fin, sientes el golpe de mi pelvis sobre tu culo y de mis
testículos en tu clítoris. La sensación que me invade siempre que entro en ese
lugar es la de estar en el lugar adecuado, la de haber vuelto a casa. Es un
abrazo que a la vez es beso que a la vez es caricia, una sensación esponjosa y
resbaladiza que se va acoplando a las formas de mi polla y hacen que me vuelva
loco por entrar y salir. Pero de momento lo voy a hacer muy despacito. Dentro y
fuera, dentro y fuera, llevando la respiración al ritmo pausado, y con mi
cabeza de nuevo en tu pelo, susurrándote al oído que siento que me estás
besando con tu coño en mi polla, pero que además de un beso es un abrazo es una
caricia, y que me encanta. Tal como estoy, al tener las piernas más largas que
tú, estoy presionando en cada entrada la parte anterior de tu vagina, así que
no hay problema en que disfrutes. Dejo que alguna clase de instinto se apodere
de mí, y te cojo de las caderas, y te doy una cachetada, como las que te di
antes, pero no pierdo el ritmo tranquilo. De repente, en lugar de hacer un
simple dentro fuera en sentido lineal, lo que hago es girar las caderas, para
que mi polla gire en tu interior al entrar y salir, como si te barrenara, y yo
juraría que esto te gusta, porque tus grititos ya no son grititos, ya son
gritos como deben ser. Y ahora sí, ya puedo usar la palabra, voy a follarte,
intenso, fuerte, cada vez más salvaje, y para eso necesito que una de tus manos
esté sobre tu clítoris, y te cojo la mano y te la llevo allí, y tú sin decir
nada ya sabes qué es lo que quiero, y empiezo a bombear con más fuerza, con
alguna cachetada esporádica, y sin previo aviso, paro el ritmo para volver
al movimiento circular, como si fuera un reloj, unos pocos movimientos así y
vuelvo otra vez a empujar contra tu coño. Empiezo a sentir tus jugos goteando
por mis testículos. Es la mejor señal de todas.
Pero, francamente, no
quiero que esto acabe ya. Quiero follarte, pero quiero que dure, y sobre todo,
quiero follarte mirándote a los ojos. Y esto te lo contaré en el próximo
mensaje. Quiero tenerte ansiosa de volver a sentir mi polla dentro de ti, esta
polla enorme que está aquí saludándote y que ha sido colaboradora activa en la
redacción de este mensaje.
Un beso en pleno clítoris,
y otro en tu boca, para llevarte directamente tu sabor.
3 de agosto. Respuesta de F
Lo siento, precioso, se
que te hice esperar mucho, pero creeme que va a valer la pena la espera. Ayer y
hoy tuvimos un problema muy grave en la empresa para la que trabajo, y me toco
ir a trabajar hoy y probablemente mañana, estaba muy mal, me sentía
desesperada, pero cuando empecé a leer tu mensaje, me transporte a ese mundo
que juntos creamos, y la vida se detuvo un momento para imaginarme en tus
brazos, haciendome lo que dice tu mensaje.
Cuando sentí tu
respiración en mi cabello, y de nuevo esa voz, tan sexy que tienes diciendome
que por fin era el momento que durante estas dos semana he deseado mas que
cualquier cosa, en mi interior pude sentir ese deseo de ser tuya, por fin, y en
mi cara se dibujo la mirada mas cachonda que te puedas imaginar.
Y tengo que confesar que
cuando me muero, cuando me abrazan por detrás, mmmm, me excita mucho sentir tu
respiracion en mi cabeza, y tus manos en mis pechos, que rico que los
acaricias, sientes como se ponen mas duros??, me encanta como lo haces, tu lo
sabes, y voy sintiendo poco a poco como tu cuerpo entero se va pegando al mio,
y no puedo esperar mas, con mi culo busco tu pene, quiero sentirlo, y mis
caderas se mueven para encontrarlo. Cuando me tomas por la caderas, y por fin
siento el contacto de tu polla sobre mis nalgas, en mi entrepierna un
cosquilleo y una humedad mas abundante no se hacen esperar, y ese escalofrío
tan rico, vuelve a invadir mi cuerpo, haciendo que se erice mi piel.
Cuando comienzas a
recorrer todos esos lugares, por donde ya habías estado antes, pero ahora con
la cabeza de tu pene, no puedo describir la desesperación que me dio por que el
llegara al lugar que le corresponde, estaba ansiosa, también debo reconocer,
que me encanto como pasaste tu polla por todo mi coño, y aunque estaba ansiosa
por que ya terminara la espera, pude sentir lo grande que es, me encanta, y tu
sentías como con los movimientos de mis caderas te pedía que no tardaras mucho,
mmmmm, puedo sentirlo ahora que estoy escribiendo esto, empapado en los jugos
que emanan de mi vagina, sabes que en este momento me estoy mordiendo los
labios??....
Después de sentir que se
detuvo y que empezó a entrar, inevitablemente y con mi cuerpo palpitando de
pasión por sentirte dentro de mi, yo misma lo busque empujando un poco mis
caderas, dioss!!!, si solo esto siento con el glande!!!.... mis paredes se
abrieron gustosas para recibirlo, y siento como va abanzando un poco mas,
puedes sentir que al lugar al que entras es estrecho, y esto hace que sientas
presión sobre tu polla, y cuando va a la mitad, no puedo aguantar mas y un
gemido mas fuerte se escucha, y esto te alienta a seguir, pero es fácil que
entres, es un manantial de fluidos aquel lugar, y es como si siempre hubieras
pertenecido a aquel lugar, te desea, te reconoce, y te da la bienvenida
atrayéndote a el, y yo le ayudo, por que invadida por la pasión, empujo mis
caderas hacia atrás para comérmelo todo, y escuchas esta vez un grito en vez de
un gemido, por que aquello es largo y grueso, y lo siento por todo mi interior,
se sensacion mas deliciosa...
Tu puedes sentir como
aquel lugar caliente lo abraza, y no lo quiere dejar ir, y cuando comienzas a
entrar y salir, muy despacio, haces que mis gritos suban de nivel, y me excita
mucho que me susurres al odio que te gusta estar dentro de mi, por que se que
deseabas esto tanto como yo.
Y sabes por que me
gusta esa posición???, por que al estar así, tu polla roza aquella zona rugosa
que tanto me gusta, así que en cada embestida, siento como la
acaricias....mmmmm, sabes que me encanta que me des nalgadas, me éxito aun mas,
si es que se puede estar mas excitada, mi mano no se pudo estar quieta y en un
impulso tomo un pecho y comienzo a jugar con el, y sobre todo con mi pezón, que
parecía una piedra de lo duro que estaba por tanta excitación....
Diosss!!! cuando empezaste
a hacer círculos con tus caderas, mis gritos eran inconfundibles, sabias que me
estabas haciendo gozar como nunca, sentía que al hacer eso tocabas cada
rincón en mi interior, y cuando aumentas el ritmo, y es cada vez
mas fuerte como me follas, ya no puedo controlar mis gritos, ni mis caderas
que se mueven al compás de las tuyas, ni mi respiración, y con tu mano
sobre mi mano y ella sobre mi clítoris lo comienzo a acariciar en
círculos, mmmmm, y siento como entras y sales mas rápido, y ahora mismo
cuando escribo esto, mi respiracion se agita, y otra nalgada, y otra vez
te mueves en círculos, uff, me estas llevando al cielo, y tu lo
sabes por que cada vez salen mas jugos por ahí.
No tardes mucho, me
tendrás ansiosa esperando tu próximo mensaje, para saber que es lo que me vas a
hacer, sea lo que sea, se que me va a gustar, y también quiero que sepas
que al igual que a ti, me encantaría tenerte dentro de mi y ver tu
cara, quiero saber la mirada que haces cuando vayas entrando, y sobre todo
quiero que veas la mía, para que sepas por medio de el, todo el placer que me
das, todas las sensaciones que siento cuando me tocas, se que te encantara ver
mi rostro cuando un orgasmo invade mi ser.
Un beso en los labios,
apasionado y largo, agradeciendote que por fin estas dentro de mi. Me encantas.
3 de agosto. Respuesta de W
Lo siento, yo tampoco he
tenido un buen fin de semana, tuve que ir a un funeral. Ya sé que no es una
buena noticia, pero acabo de releer tu mensaje como unas cuatro veces, y te
puedo asegurar que ahora mismo siento realmente la misma sensación en todo mi
cuerpo que si estuviera allí mismo, en tu cama, acariciándote, provocándote tus
gritos, siento una excitación más allá de la puramente física, ahora mismo
soy todo yo un millón de poros abiertos queriendo acariciarte y no parar de
hacerlo. Porque al fin y al cabo, tener mi polla dentro de tu coño es otra
forma más de acariciarte, de contactar suavemente con tu cuerpo y de dar y
recibir placer.
Pero ahora lo que quiero,
como ya te dije, era tenerte cara a cara, poder mirarte a los ojos al entrar dentro
de ti, al hacerte enloquecer, al comenzar a sentir nuestros orgasmos y al
transfigurarnos al final. Así que, con una última nalgada, te tomo de las
caderas, que ya casi son parte de mí y las manejo a mi antojo, y con delicadeza
te tumbo en la cama. Al sacar al aire mi polla, llena de tus jugos, la
siento ligeramente pegajosa, mojada, y con el contacto con el aire
comienza la evaporación, y un sensación de frescor se adueña de ella. Como
cuando mojas algo con saliva y luego soplas sobre ello. Por cierto, eso me
encanta hacerlo, y no te lo he hecho ni una sola vez. Queda pendiente.
Ahora estás boca arriba en
la cama, con las piernas abiertas y flexionadas, con los pies en el aire, y
esperando que me acerque por allí para encerrarme en un abrazo del que te
aseguro que no querré salir. Tu coño, abierto y lleno de jugos, está hermoso,
palpitante, es como la entrada al País de las Maravillas, porque allí dentro
espera el mundo más fascinante de todos. Y tu abdomen tirita ligeramente, al
compás de tu respiración, porque tu interior es una brasa, porque toda tú
también te sientes un millón de poros abiertos en busca de caricias, y tus
pechos también, más grandes que tus manos pero del tamaño de las mías, me miran
desde abajo, y lo mejor de todo, tu cara también me mira, con el gesto de quien
está a punto de traspasar un umbral y sabe lo que le espera.
Con tus brazos me tomas de
los míos, y me llevas hacia ti, y sientes por el movimiento del colchón cómo
cuadro las rodillas, primero una, luego la otra, enfrente de tus caderas, y
cuando me agacho para besarte, para que los poros de mis labios y de mi lengua
entren en contacto con los poros de tus labios y de tu lengua, sientes la
caricia húmeda de mi polla resbalando por tu vientre, y ahora que me dejo caer
sobre mis codos, a ambos lados de tu cuerpo, ciñéndote, con una mano tomas mi
polla y la llevas al lugar donde los dos queremos que esté, y te miro a los
ojos, entreabiertos, y cuando comienzo a deslizarme dentro de ti, los cierras
un poquito más, y elevas un poco el labio superior, y cuando estoy dentro de
ti, por completo, tus piernas se aferran a mis caderas, tanto que creo que no
voy a poder moverme, pero sí que puedo, y tus manos abiertas están en mi
espalda, y me abrazas con un "hummm".
Pero no dejo caer mi peso
encima de ti. Me mantengo a escasos centímetros de tu cuerpo, apoyado sobre los
codos y las rodillas, estoy tan cerca que nuestros pezones chocan, y comienzo
el movimiento de entrada y salida, lentamente. No empujo moviendo todo mi
cuerpo, sino que muevo únicamente mi pelvis a base de utilizar mis abdominales,
y eso provoca una precisión mayor a la hora de elegir el ángulo por el que te
penetro, y lo que más te gusta, que mi pelvis choque a veces con tu clítoris.
Tú ladeas la cabeza,
tienes los ojos cerrados y el gesto en la boca de estar a punto de gritar. Te
pregunto si te hago daño, y mueves negativamente la cabeza, y entonces te
pregunto si es por placer, y mueves la cabeza para decir que sí, y me doy
cuenta que el placer que sientes es tan grande que apenas puedes hablar, y
entonces me apoyo en las palmas de mis manos, para levantarme todo lo largos
que son mis brazos, y el ángulo que formo con la cama, teniendo como punto de
apoyo mis rodillas, es mucho mayor, y sientes que ahora sólo tienes dentro el
glande. Pero en esta postura puedo entrar y salir de ti con mucho mayor ángulo,
y me dedico a mover mis caderas a ambos lados mientras entro y salgo de ti,
porque quiero que sientas cómo te presiono con mi polla en todas las paredes,
en todos los puntos, y ahora estiras el cuello, como si tuvieras una
experiencia mística. Y desde aquí arriba puedo mirar cómo entra y sale mi polla
de tu coño, y me encanta verlo. Vuelvo a apoyarme sobre los codos, y vuelvo a
moverme como antes, y tú lanzas un suspiro enorme, que yo interpreto como un
"dios mio!!!" y sientes que bajo las caderas, para que el ángulo de
entrada sea inferior, y con ello, el roce de mi pelvis en tu clítoris se
produce en cada embestida. Luego, cuando las yemas de tus dedos me están
clavando la piel de mi espalda y tus rodillas están más altas en mis caderas,
subo la posición de la pelvis, y ahora te penetro desde más alto, no hay roce
de mi pelvis con tu clítoris, pero la polla, al entrar, directamente está
llevándose hacia arriba esa cosita rugosa que tan bien te lo hace pasar, y te
digo al oído:
"Ahora me voy a parar
yo, quiero que seas tú la que busques mi polla con tus caderas"
y me quedo parado con mi
cuerpo a escasos centímetros de tu cuerpo, y tú bajas los pies para impulsarte,
y siento cómo levantas tus caderas con fuerza, cómo haces unos movimientos
extraños, casi circulares, y ahora eres tú quien se me folla a mí, y a golpes
de caderas contra mi cuerpo emites un gritito, otro, y otro, y las yemas de tus
dedos dejan paso a tus uñas en mi espalda, y mi polla siente cómo la masturbas
con tu placer, y pronto sentiré las contracciones de las paredes de tu
coño, y me concentro para no dejar que eso me lleve al orgasmo, porque aún
quiero hacerte gozar más antes de llenarte de semen de nuevo, pero a la vez me
dejo llevar, y mi boca se deposita sobre tu cuello y mi mano sobre tu pecho, y
mientras alcanzas el orgasmo. o un segundo antes, sientes que te muerdo en la
base de la yugular y que te exprimo tu pecho del tamaño justo para mi mano...
He perdido la cuenta ya de
los orgasmos que has tenido. De los que has tenido en la fantasía y de los que
has tenido en la realidad. Pero una cosa es segura, yo voy a tener uno dentro
de unos instantes, porque estoy tan excitado que voy a tener que masturbarme
pensando en ti, sintiendo tus jugos recorriendo la piel de mi polla, y oyendo
una y otra vez tus gritos de placer.
Un beso, enorme, en la
punta más sensible que tengas en este momento. Elige tú.
4 de agosto. Respuesta de F.
Precioso, se que esta vez
te hice esperar mas, así que tengo dos regalos para ti: mi boca y mi escote,
busca los archivos anexos espero que te gusten.
Así, tumbada boca arriba,
mi cuerpo te espera de nuevo, palpitante, desesperado, por que encendiste en él
el fuego que me quema las entrañas, y en mi mirada puedes ver toda la lujuria
posible, por que es lo que provocas en mi, y mi respiración,
aunque calmada, aun es profunda por que se lo que me espera y no
puedo aguantar mas, y te tomo de los brazos para que te acerques
a mi, cuando me besas sientes que voy a arrancarte los labios, y la
lengua, por que quiero tenerla siempre conmigo, y de nuevo tu
polla vuelve a tener contacto con mi piel, la siento sobre mi vientre,
grande, caliente, y no puedo creer que todo eso alcance por mi vagina, cuando
te acercas un poco mas, no lo puedo resistir y mi mano va en busca de eso que
me hace enloquecer y lo coloca de nuevo en su lugar, donde siempre debería
estar, y quiero que veas mi cara, para que a traves de mis ojos te
diré el placer que me haces sentir, y tu puedes ver que a medida que vas
entrando, mis ojos se cierran un poquito mas, y cuando esta todo
adentro mi boca se abre un poco para dejar salir un gemido de placer y mis
piernas rodean tus caderas para no dejarte ir, aunque se que no te quieres ir,
y mis brazos se aferran a tu espalda, y en esa posición mi boca se va hasta tu
oído para regalarte el gemido que me has arrancado. Cuando comienzas un lento
mete y saca, me muerdo los labios para no gritar de placer, y en ciertas embestidas
puedo sentirte tocando mi clítoris y cuando haces eso, no puedo evitar gemir
mas fuerte, mi placer es tanto que cierro por completo mis ojos, y cuando me
preguntas si haces daño o si es por placer, ni siquiera puedo hablar de todo lo
que estoy sintiendo, solo puedo mover mi cabeza para contestarte, por que
dentro de mi siento tu polla presionando cada lugar, acariciando todo con cada
movimiento que hace, y por si fuera poco cuando te alejas un poco de
mi para poder entrar mejor, y ahora siento como presionas cada punto dentro de
mi, todo mi interior, y al sentir eso sientes como arqueo un poco mi
espalda y mi cuello se estira, y luego vuelves a acercarte a mi, y siento tu
cuerpo palpitante, tan cerca del mio, y tu polla que entra y sale tocando
cada pliegue de mi vagina y ahora es un grito el que me arrancas, mas al sentir
que ahora es en cada mete cuando tocas mi clítoris y te mueves de un
lado a otro, las puntas de mis dedos se clavan en tu espalda,
haciéndote sentir con ello, el placer que siento. Cuando cambias un poco la
posición, puedo sentir perfecto que en cada movimiento de tu polla cuando entra
acaricias esa zona prohibida que me vuelve loca, y mis gritos suben de
nivel, y mis caderas se empiezan a mover al ritmo de las tuyas, y cuando tu voz
me dice lo que quieres que haga, me apoyo en mis pies para comenzar a moverme
en círculos buscando tu polla, y en cada vuelta mi pelvis choca con la tuya, y
me abrazo a ti, aferrándome, y mis gritos son cada vez mas fuertes e
incontrolables, y mi respiración es agitada, y como ya me dijiste que te gusta,
busco tu hombro para morderlo, para besarlo, y en esa posición, abrazándote, el
aire que sale de mi nariz cuando respiro refresca esa parte de tu hombro donde
deje mi saliva, y se que falta poco y te lo hago saber encajando mis uñas
en tu espalda, y sientes mas caliente ese lugar donde estas y
mas palpitante y mas húmedo, y yo siento dentro de mi vientre esa
tensión que quiere salir y mis movimientos son mas rápidos, y
mis gritos inundan mi habitación, y en uno mas fuerte exploto con
todo mi ser, sintiendo al mismo tiempo tu mordida sobre mi cuello y tu mano
exprimiendo mi pecho, haciendo que mi orgasmo sea aun mayor, y te
abrazo mas fuerte para que lo sientas, para que percibas mi
cuerpo convulsionándose y mis músculos tensados haciendo que finalmente me
derrumbe sobre la cama, siendo incapaz de controlar mi cuerpo. Pero tu
polla también lo siente, por que ha sido presionada por todos lados al ritmo de
los latidos de mi corazón, como queriéndola exprimir, sintiendo un calor aun
mayor, y por que siente como un mar de jugos y sabores la bañan
por todos lados, derramandose por los lados, bañando también tus
testículos.
Sentiste mi orgasmo??,
sentiste como me hiciste vibrar una vez mas??, al igual que tu he perdido
la cuenta de mis orgasmos, y solo para que lo sepas, este fin de semana,
fueron cuatro, dos mientras me bañaba y dos mas por la noche, recordando tus
palabras.
Un beso en tus
labios, ahogando en él, todos los gritos de placer que me arrancas, ahora ya
sabes como son mis labios.................
4 de agosto. Respuesta de W.
Preciosa, qué gran idea
has tenido! Te las has hecho para mí? Yo diría que sí, en la picture039 puedo
percibir cierto rubor en tu escote, seguro que pensabas en mí. Por cierto,
luego te contaré la imagen que he tenido viendo esa foto. Y he podido ver tus
dientes asomando apenas entre tus labios, como amenazando a cualquier boca que
desee besarte con un serio mordisco. Ya sólo faltaría que tengas una cámara
digital y que puedas disponer de ella libremente, y fueras haciendo fotos más
reveladoras para conocer con los ojos lo que ya conozco con mis dedos.
Pues sí, ayer tuve que
masturbarme tal como te escribía, la imagen era tan real, sentía tan real las
paredes de tu vagina aprisionando mi polla que no pude menos que hacerlo. Y me
llena de gozo que, cuando estás sola contigo misma, en el baño o en la cama, no
puedas quitarme de tu cabeza y acabes por hacer lo que yo mismo haría si
estuviera allí. Ahora mismo estoy volviendo a tocarme, suavemente, por encima
de la ropa interior. Esto es así, y no hay forma de pararlo.
Y ahora que he vuelto a
sentir tu orgasmo, que he sentido cómo tu cuerpo se pegaba al mío para
fusionarse con él en el mejor de los momentos, ahora que tengo en mi espalda
grabada a surcos la prueba de tu placer, estoy ardiendo, pero aún queda un poco
hasta el incendio final. Y aún me queda una cosa por hacer, o mejor dicho, aún
queda una cosa por que hagas. Y me salgo de ti. con un beso en la boca, y me
tumbo boca arriba en la cama, y tú sabes lo que quiero. Estoy tan caliente que
si volviese a bombear una sola vez me derramaría dentro de ti, así que ahora te
toca a ti ser quien bombee. Con movimientos gatunos, te incorporas y siento en
la cama la oscilación del peso, primero un lado, y luego otro, y ya estás a
horcajadas sobre mi cuerpo. Sé que sigues caliente, y lo sé porque tal como has
llegado a esa posición, directamente has cogido mi polla y te la has llevado a
tu interior. Se está tan bien así... ¿Recuerdas los primeros mensajes?¿Cuando
te dije que yo sería un barco para salvarte de la inundación, y que tú te
asirías a mi mástil con todas tus fuerzas? Aquí lo tienes, tu mástil y tu
barco, para que los uses cuanto quieras. Ahora sí que es tu placer lo único que
importa, muévete sobre mí, mastúrbate con mi cuerpo, yo soy sólo un simple
espectador.
Y tú comienzas a hacer
oscilar tus caderas, y las mueves restregándote contra mi cuerpo. No subes y
bajas, sino que avanzas y retrocedes, como si fueras por un raíl, y siento cómo
tu coño se desliza por mi pelvis, babeante como un caracol, y mi polla es
estirada, empujada, casi maltratada, y tú sientes dentro de ti cómo roza todos
y cada uno de los puntos que quieres que roce, y pones tus manos en mi pecho,
para apoyarte mejor, y con las rodillas aprisionas mis costillas, y siento que
respiras profundamente.
Yo apenas alcanzo a
levantar las manos y tomar tus pechos, y hago con mis pulgares sobre tus
pezones aquello que tanto te gustó, recuerdas? los froto una y otra vez casi
con ansiedad, y tú echas la cabeza hacia atrás, y gimes desde la profundidad de
tu pecho, y te dejas caer un poco hacia atrás, y con las caderas empiezas un
sube y baja que hace que mi polla te llegue muy muy profundo, pero no es
lineal, es como si dibujaras un ocho con tus caderas. Pero esa posición no es
muy cómoda, y tú estás demasiado caliente para poder controlar una penetración
tan lenta, y te tumbas sobre mí, y nuestros pezones vuelven a chocar, y tu
lengua choca de nuevo con la mía, y comienzas a subir y bajar tus caderas, de
forma que mi polla casi entra en ángulo en tu cuerpo, rozando tu clítoris
al entrar y tu zonita rugosa y esponjosa al salir.
Y mientras tú subes y bajas, yo te tomo las nalgas con las manos,
para marcarte un ritmo inteligible, vas a trompicones, y como sé que te gusta,
te suelto una nalgada, suave, pero sorpresiva, y sueltas un gritito, y en
mis testículos se acumula una gran cantidad de tus jugos, y sé que vendrá más,
y se me ocurre hacer una cosa.
Y usando esos jugos
humedezco uno de mis dedos, y te abro las nalgas, y te deslizo un poquito
mi dedo en tu ano, está lubricado, pero sólo te meto una falange, y con tu
cabeza al lado de mi oído oigo lo agudos que son ya tus suspiros, y lo
muevo un poco, lo agito pero sin querer meterlo más, y tú te agitas más rápido.
Yo estoy a punto de arder, y sé que no tardaré mucho, pero me concentro en
esperarte, quiero que éste sea el mejor de todos tus orgasmos, y lo
conseguiré, y te digo al oído eso mismo, que conseguiré que sea el mejor de tus
orgasmos, porque éste te lo fabricas tú misma, abusando de mí, de mi polla, que
está aquí para que te corras contra ella. Y ahora sí, comienzo a empujar
desde debajo de ti, y oímos el chapoteo de nuestros cuerpos sudorosos
combatiendo por el orgasmo, y sientes tan profunda mi penetración que te
sorprende, y yo comienzo a sentir los movimientos de tu coño queriendo chuparme
la polla, exprimírmela, y sé que te vas a correr de nuevo, y en lugar de
dejarme ir, esta vez me espero, porque he visto la foto de tu escote, y aún me
falta algo por hacer.
Y cuando has mordido mi
hombro, y has gritado mi nombre, y has llenado más mis testículos de
jugos, estoy a apenas unos segundos de verterme, y te voy a contar lo que vi
cuando miré la foto. Vi entre tus pechos mi polla, erecta y
mojada, subiendo y bajando, untada de tus jugos y tu saliva, y eso es lo
que haces, tal como has explotado encima de mí, la haces salir de tu cuerpo y
agachas tus pechos, y me tomas con ellos mi pene, y comienzas a masturbarme
rápidamente, mientras sacas la lengua y, cuando subo, le das un lengüetazo en
el glande, y yo empujo con mis caderas, fuerte, y en apenas unas
embestidas me contraigo con un grito quejumbroso y acabo vertiéndome sobre tus
pechos, copiosamente, una y otra vez, y te los dejo llenos de pequeños grumos
de semen que se resbalan por ellos, y tú los esparces para cubrirlos de
una fina capa resplandeciente, y verte hacerlo, todavía mecida por el ritmo que
confiere la excitación a tus caderas, es la imagen más lasciva que pude haber
imaginado, y la guardo en mi memoria para siempre.
Y te tumbas sobre mí, tan
larga cual eres, y me besas profundamente, y nuestros sudores se entrelazan, y
mi pecho se embadurna de mi propio semen, y nos quedamos abrazados, susurrándonos
cosas al oído, apenas audibles, extremadamente sexys, porque nacen en ese lugar
que sólo se conoce después de compartir un orgasmo. O dos. O los que sean.
Un beso gigante, quién
sabe si en el próximo mensaje me sorprendes con alguna otra foto tan inspiradora
como la de tu escote.
Hasta aquí tres de los posts previstos. Si te gusta la idea y quieres que siga posteando sólo tienes que decirlo. De todas formas, en unas semanas los subiré.
Gracias por leerme.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)