domingo, 28 de mayo de 2023

Jornada de irreflexión

¡Hola a todo el mundo! Hoy tengo el gusto y el placer de estrenar las colaboraciones externas con esta aportación de la lectora más fiel de este blog. Espero que os guste, y si es así vendrá la continuación, o la secuela o lo que surja. 


 

JORNADA DE IRREFLEXIÓN (mayo de 2019)

¡Buenos días, W! ¿Qué tal? ¿Cómo estás?

Resulta que en medio de una temporada estresante y cutre (que no ha terminado aún y no sé si lo hará), me he acordado de un detallito que no sé si tú también recordarás. Me refiero a aquel sábado por la tarde que me quedé sola en casa, me puse a trastear con el móvil y acabé masturbándome mirando tu foto de perfil.

Vale, pues... Hace unos días abrí twitter porque me preguntaba qué estarías haciendo, me he quedado mirándote, y ha vuelto a pasar. Porque la primavera no perdona, y hay asuntos que reclaman mi atención de una manera tan clara que no puedo menos que dársela.

La novedad estriba en que el punto de partida ha sido tu boca. Te miraba, y pensaba que qué bonita, y ojalá tenerte aquí con tantas ganas de besarme como las que tengo yo de comerte a besos, y en pocos segundos ese deseo lanzado al aire se convirtió en unas ansias imperiosas de estar desnuda para ti.

Pero fui un poquito más allá: me comían las ganas de estar desnuda e inmovilizada sobre una cama, boca arriba, delante de ti, tan cachonda como lo estaba en ese momento (y comienzo a estarlo otra vez), de forma que tendría que suplicarte para obtener esos besos, esos mordiscos, esos lametones golosos que me están haciendo (sí, en presente) tanta falta. ¿Puedo contar contigo?

Y es que nadie como tú para encenderme milímetro a milímetro; para empezar, con tus palabras y con tus manos, y más adelante...

Me he dado cuenta de que hay dos palabras que me definen últimamente: mimosa y sumisa. Por eso me apetece tanto estar a tu merced, tanto da si me atas como si no. ¿Te gustaría atarme a la cama o te bastará con inmovilizarme simplemente con tu cuerpo?

Si lo pienso, siempre me ha gustado sentirme sujeta durante el sexo. Aquello que te contaba hace tiempo de la caricia total, ser presa de un abrazo enorme y cálido, como una manta maravillosa. Y por supuesto, las palabras también atan; a veces azotan o hieren, y desde luego, también excitan, consuelan y abrazan.

Vuelvo un poco atrás, que me estoy liando. Decía que me siento estos días mimosa y sumisa; vaya, por simplificar, que tengo muchas ganas de cariño y de que me des rabo, no necesariamente por este orden.

(Saco a relucir lo de la sumisión porque siento que mi placer estará donde esté el tuyo. Quiero que prioricemos tus deseos, atender tus fantasías y caprichos más nimios, y sé que esta vez no me va a hacer falta nada más)

Me he permitido, eso sí, decidir que empecemos a jugar conmigo puesta boca arriba, para poder mirarte mientras me utilizas y sentir todo con más intensidad. He dicho que estaba desnuda, pero si lo prefieres, puedo llegar vestida y ya me irás sacando o apartando la ropa según te parezca

Hace tanto tiempo que no te escribo 'de verdad' que me está dando un poco de vergüenza, 😅. Me solía pasar con mi primer novio; nos veíamos tan poco que, llegado el momento, me daba apuro desnudarme. Era muy curioso. Cualquier mensaje suyo me mojaba hasta las rodillas; me pasaba la vida soñando despierta con él, con su olor, con su voz y con su polla, pero cuando llegaba el momento de sacarme la ropa...

¿Tienes alguna preferencia en cuanto al vestuario? A mí no me importa lo que lleves puesto; tengo muchas ganas de volver a verte, de sentir tu boca y tus manos. Creo que la ropa es lo de menos. No soy capaz de imaginarme ahora mismo lo que llevas puesto, sólo estoy pendiente de lo que suceda en cuanto te diga "hola, W" y tú comiences a atravesarme con el ronroneo de tu voz profunda.

A partir de entonces... un beso, otro, otro, mientras nuestros cuerpos se aprietan entre sí todo lo que pueden. Iba a decir que ya estoy mojada sólo de besarte, pero es mentira, porque mientras iba a tu encuentro ya lo estaba, de pensarlo

Te imagino mirándome y sonriendo al comprobar que estoy bien sujeta a la cama; besándome despacio en los labios para ver si provocas alguna reacción, y leo en tus ojos que te complace ver y sentir que así es.

Seguro que te he contado alguna vez cuánto me gusta morder y ser mordida. Y las caricias en la cara interna de los brazos me vuelven loca; por favor, W, si no sabes cómo seguir, ahí tienes una pista. Muérdeme el cuello si quieres que ponga los ojos en blanco, si quieres que empiece a suspirar más alto y a rogarte que no pares. Además, si te tengo a mi alcance, en ese momento voy a empezar a rozarme de una forma muy descarada contra tu polla. Y lo haré con lo que tenga a mi disposición. Sea con la pelvis, con las manos, con los pies o con la boca. Como sea, tengo que transmitirte cuánto la he echado de menos y las ganas que tengo de sentirla de nuevo.

Al principio pensaba si sería excitante que me vendases los ojos, pero me parece más morboso verte. ¿Tú qué crees? Por mi parte, te he echado mucho de menos y poder ver todo lo que ocurre se me antoja esencial. Aunque es posible que cierre los ojos de vez en cuando, como ahora, cuando te has puesto a jugar con mis tetas. Después de acariciarlas y moverlas con las manos, has seguido estimulando mis pezones a bocaditos y me tienes loca. Mientras, una de tus manos se ha puesto a tocarme la parte baja de la espalda, después el culo y por fin el coño. Por favor, no pares ahora. Sigue agitando suavemente ese dedo un poco más, un poco más, un poco... Ooooohh...

Sigo frotándome contra tu polla a la menor oportunidad; me encanta sentir cómo late sin perder detalle de lo que estamos haciendo, cómo desprende calor y se endurece a ojos vista. ¿Cómo estás? ¿Qué te gustaría hacer ahora? ¿Qué te apetece? Mi voz se quiebra un poco cuando intento decirte que estoy muy bien, y que por favor me la metas ya porque de lo contrario voy a deshidratarme. Sí, me puede el ansia. He esperado demasiado este momento como para hacerme ahora la despistada.

¿Como te apetece que lo hagamos, W? ¿Me desatas las manos y me pones a cuatro patas? ¿Seguimos así, contigo encima? ¿Me sueltas y soy yo quien te cabalga? También podemos ir cambiando de rato en rato...